Qué tal, compañeros del foro. Les cuento algo que me ha pasado con las regatas: siempre me han gustado las velas, el viento, esa sensación de que todo puede cambiar en un segundo. Apostar en ellas me enseñó a leer las señales, a sentir el ritmo del mar. Pero también me di cuenta de algo importante: cuando ganas, no hay que dejar que la emoción te ahogue. Una vez, en una carrera fuerte, acerté un pronóstico y la ganancia llegó rapidito. Me sentí en paz, no ansioso por gastarlo todo de una. Creo que eso es lo lindo de esto, saber disfrutar sin que te arrastre la corriente. Las regatas me han dado ese equilibrio, y lo comparto por si a alguien le sirve. ¿Qué piensan ustedes?