En el póker, como en un buen partido de béisbol, no todo es suerte. Cada carta que cae es como un lanzamiento: puedes leer el giro, calcular el ángulo, pero el destino siempre guarda un as bajo la manga. ¿Es azar o una danza donde tú decides el ritmo? Creo que es un poco de ambos, un duelo entre estrategia y lo impredecible.