¡Qué noche la de ayer en el casino! Entré con poquito y, de repente, la tragamonedas empezó a sonar como loca. No era el premio gordo, pero suficiente para salir con una sonrisa enorme. Lo mejor fue compartir unas risas con los demás en la mesa de blackjack después. ¿Y tú, qué tal te fue en tu última visita?