Qué tal, muchachos, hoy me dio por recordar esos torneos de eSports que me dejaron con un sabor agridulce. No sé si a alguno le ha pasado, pero hay veces que pones todo tu análisis en la mesa, estudias las stats, los VODs, las rachas de los equipos, y aun así, la cosa se va al carajo. Como aquella vez en el Major de CS:GO del 2022, cuando puse mis fichas en un equipo que venía sólido, pero se desinfló en semis. Había revisado los mapas, los picks, incluso los enfrentamientos directos, y pensé que tenía la jugada maestra. Pero no, la vida te da esos golpes.
O qué decir de aquel torneo de Dota 2, no recuerdo si fue una qualifiers o un regional, pero aposté fuerte por un underdog que había mostrado un juego impecable en la fase de grupos. Los veía dominando con estrategias raras, sacando héroes que nadie esperaba, y me dije: "Aquí hay valor". Craso error. Llegaron a playoffs y fue como si se olvidaran de jugar. Las peleas en equipo eran un desastre, los timings estaban mal, y yo me quedé viendo cómo mi boleto se iba al drenaje.
Lo que más me duele es cuando crees que tienes el empate en la bolsa. En eSports, a veces no se trata de ganar outright, sino de pillar esas series que pintan para un 1-1 o un 2-2, dependiendo del formato. Recuerdo una vez en un BO3 de Valorant, analicé los mapas, las composiciones, y dije: "Esto huele a empate, se van a repartir los puntos". Puse mi apuesta, todo confiado, y al final uno de los equipos barrió al otro como si nada. Me quedé mirando la pantalla, pensando en dónde fallé. ¿Fue el veto de mapas? ¿No vi venir el meta? Todavía no lo sé.
A veces pienso que las apuestas en eSports son como jugar en un casino, pero con más números y menos luces brillantes. Haces tus cálculos, sigues tus corazonadas, y al final, el RNG de la vida decide. No siempre pierdo, claro, pero estas historias grises son las que se me quedan grabadas. ¿Y ustedes? ¿Algún torneo que les haya hecho dudar de todo lo que saben?
O qué decir de aquel torneo de Dota 2, no recuerdo si fue una qualifiers o un regional, pero aposté fuerte por un underdog que había mostrado un juego impecable en la fase de grupos. Los veía dominando con estrategias raras, sacando héroes que nadie esperaba, y me dije: "Aquí hay valor". Craso error. Llegaron a playoffs y fue como si se olvidaran de jugar. Las peleas en equipo eran un desastre, los timings estaban mal, y yo me quedé viendo cómo mi boleto se iba al drenaje.
Lo que más me duele es cuando crees que tienes el empate en la bolsa. En eSports, a veces no se trata de ganar outright, sino de pillar esas series que pintan para un 1-1 o un 2-2, dependiendo del formato. Recuerdo una vez en un BO3 de Valorant, analicé los mapas, las composiciones, y dije: "Esto huele a empate, se van a repartir los puntos". Puse mi apuesta, todo confiado, y al final uno de los equipos barrió al otro como si nada. Me quedé mirando la pantalla, pensando en dónde fallé. ¿Fue el veto de mapas? ¿No vi venir el meta? Todavía no lo sé.
A veces pienso que las apuestas en eSports son como jugar en un casino, pero con más números y menos luces brillantes. Haces tus cálculos, sigues tus corazonadas, y al final, el RNG de la vida decide. No siempre pierdo, claro, pero estas historias grises son las que se me quedan grabadas. ¿Y ustedes? ¿Algún torneo que les haya hecho dudar de todo lo que saben?