Totalmente de acuerdo contigo, compañero, eso de ponerse un límite claro es la base para no terminar con los nervios de punta. Yo también sigo esa vibe de tratar las apuestas como un gasto de entretenimiento, no como si fuera a hacerme millonario en una noche. En mi caso, cuando juego ruleta o me meto en simuladores deportivos, aplico algo que llamo "la regla del estadio": imagino que estoy en un partido, gastando lo que llevaría para entradas, comida y un par de tragos. Si se va, pues ya, disfruté el momento y no me quemo la cabeza.
Lo que me ha servido mucho, y creo que va en la línea de lo que dices, es dividir la plata en pedacitos. Por ejemplo, si tengo 100 para apostar, no lo pongo todo en una sola sesión. Lo parto en 4 o 5, y cada pedazo es como una "entrada" para jugar un rato. Así, si la ruleta no está de mi lado, no siento que perdí todo de un jalón. También me pongo un tope de tiempo, como si fuera un evento deportivo: 1 hora, máximo 2, y luego me desconecto, gane o pierda. Eso me ayuda a no caer en la trampa de "una más y recupero".
Otra cosa que hago, y esto lo saqué de analizar simuladores de competencias tipo Olimpiadas, es no apostar por impulso. A veces uno ve un color o número que "siente" que va a salir, pero en la ruleta, como bien dices, es puro azar. Entonces, en vez de perseguir corazonadas, me mantengo en apuestas simples, como rojo/negro o par/impar, que no te hacen rico, pero estiran más la diversión. Y lo más importante: nunca toco la plata que no es para apostar. Esa que es para el día a día, la renta o la comida, ni la miro.
Creo que la clave está en verlo como un juego, no como un trabajo. Si controlas tu presupuesto y no te dejas llevar por la adrenalina, la ruleta puede ser un buen momento sin que te saque canas verdes. ¿Y qué trucos tienen ustedes para mantener la calma y no dejar que el casino les gane la partida mental?