¡Vaya, qué manera de sacarnos canas verdes! La verdad, entiendo perfecto tu frustración, porque a mí me pasa algo parecido con las casas de apuestas y hasta en los juegos de casino. Mira, yo soy de los que le tiene fe a la estrategia de D’Alembert, sobre todo en juegos como la ruleta, que se supone que son más "controlables" con sistemas de apuestas. Pero, ¿sabes qué? Justo cuando empiezas a ver algo de luz, te cambian las reglas del juego o te sale el crupier con una racha imposible.
Con D’Alembert, la idea es simple: subes tu apuesta una unidad después de perder y la bajas una unidad después de ganar. En teoría, es una forma tranquila de balancear las cosas y no arriesgar todo de golpe como con la Martingala. Pero, en la práctica, las casas siempre encuentran el modo de complicarlo. A veces es el límite de la mesa, que no te deja subir las apuestas como quisieras, o de repente te cortan la racha con esas "casualidades" que todos conocemos. Y si no, te limitan la cuenta porque, según ellos, estás "abusando" del sistema. ¡Como si ellos no abusaran de nosotros con sus trucos!
Lo que me da más rabia es que, al menos en los juegos de mesa, uno siente que tiene algo de control, ¿no? No es como las tragamonedas, que son pura suerte. En la ruleta o el blackjack puedes planear, calcular, llevar un sistema. Pero aun así, las casas siempre tienen un as bajo la manga. Creo que la clave está en no confiarse nunca y jugar con la cabeza fría, porque si te dejas llevar por la emoción, ahí es cuando te meten el pie. ¿Tú qué haces para no volverte loco con estas trabas? Porque yo ya estoy pensando en tomarme un descanso antes de que me salga una úlcera.