¡Eeeey, compa!

Uf, qué duro eso de la UFC, es como enamorarte del equipo perfecto en el mercado de pases y que al final se caiga todo. Te juro que me vi el último evento con el corazón en la mano y la billetera temblando. Tienes razón, el instinto a veces nos traiciona más que un pase fallido en el último minuto. Yo también le estoy dando duro al análisis pa’ no irme de cara como novato.
Mira, yo suelo fijarme en cómo vienen los peleadores, pero también en cositas que no todos miran, como si el tipo ha estado cambiando de equipo… o sea, de campamento de entrenamiento.

Eso es clave, porque a veces un nuevo coach es como un fichaje estrella: o te cambia el juego o te descoloca todo. Si el striker no está cómodo con su nuevo equipo, se le nota en la jaula, como cuando un delantero no encaja en el esquema del DT. Y con los grapplers, si cambiaron de gym y no tienen sparring de nivel, se les va el cardio al carajo.
Este finde voy con ojo clínico, nada de apostar a lo loco solo porque el nombre suena fuerte. Chequeo los numeritos, las peleas pasadas y hasta si andan con nuevo preparador. Si el striker no la rompe en el arranque, me echo pa’ atrás, que los derribos no perdonan.

¿Y tú, qué tal vas con las líneas? Yo ya estoy comparando un par de casas pa’ no quedar como cuando fichas al “nuevo Messi” y termina siendo banca. ¡A meterle cabeza, compa, y que no nos rompan el corazón otra vez!
