¡Ey, fieras del naipe!
¿Listos para meterle caña a las mesas? Hoy vengo con un par de trucos bajo la manga que van a hacer que sus rivales se queden viendo un punto fijo mientras ustedes barren el pozo.
El póker no es solo leer caras o farolear como si no hubiera mañana; es un arte, una danza donde cada paso cuenta. 
Primero, hablemos de posición. ¡La posición es tu mejor amiga, más que ese colega que siempre paga las cervezas!
Si estás en el botón, tienes el mando del juego. Usa eso para presionar, para observar cómo los demás sudan antes de que tú hagas tu jugada. Pero ojo, no te vuelvas predecible, porque en este juego ser un libro abierto es como regalar tus fichas. Cambia el ritmo: a veces súbete con manos mediocres en late, otras déjalos pensando que eres más tight que tornillo. 
Segundo, el sizing de las apuestas. ¡Por Dios, no sean robots apostando siempre lo mismo!
Si el bote está gordo y quieres sacar a los curiosos, pega un cañonazo. Si quieres mantenerlos dentro, sé sutil, como quien invita a una cita sin prometer nada. El tamaño de tu apuesta cuenta una historia, y tú decides si es un cuento de terror o una comedia ligera. 
Y por último, pero no menos importante: estudien a sus rivales. Cada mesa es un zoológico.
Está el león que ruge con cada mano, el pez que nada sin rumbo y el buitre que espera tu error. Aprende sus manías. Si el tipo de la gorra siempre hace check-raise en el turn, ¡tómalo en cuenta! Si la señora del café no suelta sus ases ni con una grúa, pues ya sabes cómo jugarle. La info es poder, y en el póker el poder es dinero. 
Así que, compas, a darle duro, a mezclar audacia con cabeza fría y a hacer que esas mesas tiemblen. ¡Nos vemos en el river, donde los valientes separan las fichas de los sueños!




Primero, hablemos de posición. ¡La posición es tu mejor amiga, más que ese colega que siempre paga las cervezas!


Segundo, el sizing de las apuestas. ¡Por Dios, no sean robots apostando siempre lo mismo!


Y por último, pero no menos importante: estudien a sus rivales. Cada mesa es un zoológico.


Así que, compas, a darle duro, a mezclar audacia con cabeza fría y a hacer que esas mesas tiemblen. ¡Nos vemos en el river, donde los valientes separan las fichas de los sueños!

