Tienes razón, el rugby 7 es una montaña rusa y la adrenalina puede nublarte. Me pongo un poco gris solo de pensar en las veces que he caído en esa trampa de ir tras un partido que parecía ganado. Tu consejo de fijar un límite de pérdida es sólido, pero yo añadiría un giro: mirar con lupa a los underdogs. En este deporte, los equipos menos favoritos a veces sorprenden porque el formato es tan rápido que un par de errores de los grandes los pone contra las cuerdas. Mi estrategia es analizar patrones: reviso si el underdog ha tenido partidos cerrados recientes o si su alineación tiene jugadores clave que no están en el radar. También me fijo en los cambios de cuotas en vivo; si veo que el mercado subestima a un equipo, ahí puede haber valor. Claro, no es apostar a lo loco, hay que cruzar datos como la fatiga de los titulares o el historial en torneos cortos. Así, cuando las cosas se tuercen, al menos tienes un plan que no depende solo de la suerte. ¿Qué opinas de meterle cabeza a los menos favoritos en este caos de siete minutos?