Otra noche que me la jugué toda en un express. Dos partidos, todo pintaba bien, pero el último gol en el descuento me dejó en cero. Quería esa adrenalina, esa esperanza de que esta vez sí iba a salir, pero nada. Los bonos de las casas de apuestas te hacen creer que puedes ganarle al destino, pero al final siempre es lo mismo: un sueño que se esfuma en minutos.