No sé por dónde empezar. Llevo años estudiando patrones, analizando estadísticas, probando sistemas que prometían mantener las apuestas bajo control. Creía que con disciplina y una buena estrategia a largo plazo podía ganarle al azar. Pero la verdad, después de tantas noches sin dormir, de victorias que parecían el comienzo de algo grande y pérdidas que me dejaban en cero, me di cuenta de que no hay fórmula mágica. Mi última racha me tenía ilusionado, pero un par de malas decisiones y todo se derrumbó. A veces pienso que el juego te enseña más sobre uno mismo que sobre ganar.