¡Cuidado con las apuestas en maratones: los números no mienten!

17 Mar 2025
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Hola compas, ¿qué tal? Hoy vengo con algo que me tiene dando vueltas la cabeza y que creo que todos los que apostamos en maratones deberíamos tener en cuenta. No sé si se han dado cuenta, pero las cosas no están tan claras como parecen cuando se trata de estos eventos. Uno piensa que con mirar los tiempos, las estadísticas y el historial de los corredores ya tiene el panorama completo, pero no, aquí hay más que números bonitos en una pantalla.
La semana pasada, por ejemplo, me puse a analizar el Maratón de Ciudad de México, que siempre mueve buen dinero en las casas de apuestas. Todo apuntaba a que el favorito, ese corredor keniano que lleva tres años rompiéndola, iba a arrasar otra vez. Sus tiempos en entrenamientos eran una locura, el clima le favorecía y hasta las cuotas estaban de su lado. Pero, ¿qué pasó? Se desplomó en el kilómetro 35, algo rarísimo para alguien de su nivel. Y no fue el único caso. En Boston el mes pasado, otro favorito se quedó atrás sin explicación lógica. ¿Casualidad? No lo creo.
Lo que me preocupa es que estamos apostando a ciegas en un deporte que parece predecible, pero tiene trampas que no vemos. Las lesiones repentinas, el desgaste que no se reporta, hasta el maldito clima que cambia de un segundo a otro… todo eso puede tumbar cualquier análisis. Y las casas de apuestas lo saben, por eso las cuotas a veces no reflejan lo que realmente está pasando. Me huele a que aquí hay algo más, como si los corredores o los organizadores tuvieran información que nosotros no.
No digo que no apostemos, porque la adrenalina de acertar un podio es brutal, pero cuidado, compas. No se fíen solo de los números ni de los nombres grandes. Hay que meterle ojo a cosas que no salen en las estadísticas: rumores en redes, reportes de última hora, incluso cómo se ven los corredores en el calentamiento. Yo ya perdí una lana por irme con la lógica pura y no pienso repetir el error. Si van a meterle dinero a un maratón, ábranle los ojos bien, porque los números no mienten, pero tampoco lo dicen todo. ¿Qué opinan ustedes? ¿Han visto algo raro en sus apuestas lately?
 
Qué tal, compas, aquí entrando al quite con este tema que da para mucho. La verdad, me pegó duro lo que comentas porque también he sentido que apostar en maratones es como caminar en arenas movedizas: parece sólido, pero de repente te hundes. Y como fan de la estrategia D’Alembert, que se supone que me da control y calma en las apuestas, me he puesto a analizar por qué estas carreras me han hecho dudar hasta de mi propio sistema.

Primero, coincido contigo en que los números no lo son todo. Yo suelo basarme en estadísticas frías: tiempos promedio, ritmos en los últimos 10 km, historial en la altitud del evento, etc. Con D’Alembert, mi idea es mantener las apuestas progresivas pero seguras, subiendo o bajando la cantidad según gane o pierda, siempre con cabeza fría. Pero en maratones, como el de Ciudad de México que mencionas, he notado que los imprevistos son el pan de cada día. Ese keniano que parecía imbatible se cae, y no es solo él. He revisado datos de los últimos cinco años en maratones grandes (Boston, Berlín, Nueva York) y en promedio, un 20% de los favoritos no terminan en el top 5 por cosas que no estaban en el radar: desde calambres hasta problemas estomacales o incluso tácticas raras de otros corredores que los desgastan.

Lo que me tiene pensando es cómo las casas de apuestas manejan esto. Las cuotas siempre pintan a los favoritos como si fueran una apuesta segura, pero cuando investigas a fondo, ves que no reflejan el riesgo real. Por ejemplo, en el Maratón de Londres 2023, las cuotas de un corredor estrella estaban en 1.80, pero nadie mencionó que venía con una molestia en la rodilla que se comentó en un foro de corredores dos días antes. ¿Resultado? Fuera del podio y mi apuesta por los suelos. Con D’Alembert, logré recuperar algo en las siguientes apuestas, porque el sistema me obliga a no desesperarme y ajustar, pero el golpe inicial dolió.

Mi consejo, desde mi experiencia con este sistema, es que no solo mires los números, sino que hagas un análisis más profundo. Sigo a algunos corredores en redes para ver si sueltan algo sobre su estado físico o mental, y también chequeo reportes meteorológicos detallados, porque una humedad alta o un cambio de viento puede cambiar todo. Además, no me caso con un solo corredor. En lugar de meter todo a un favorito, divido mi presupuesto en dos o tres opciones con cuotas decentes, así minimizo el riesgo. D’Alembert me ha enseñado a no apostar de más cuando pierdo, y eso me ha salvado de perder la cabeza en eventos impredecibles como estos.

Sobre si hay algo raro, no diría que los organizadores o corredores están tramando algo, pero sí creo que las casas de apuestas saben más de lo que dicen. No es conspiración, es negocio: ellos ganan cuando nosotros fallamos. Por eso, compas, mi recomendación es no apostar a ciegas y usar sistemas como D’Alembert para no dejar que una mala racha te saque del juego. ¿Ustedes cómo le hacen para no quedarse con las manos vacías en estas carreras? ¿Algún truco para leer entre líneas lo que las cuotas no dicen?
 
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Hola compas, ¿qué tal? Hoy vengo con algo que me tiene dando vueltas la cabeza y que creo que todos los que apostamos en maratones deberíamos tener en cuenta. No sé si se han dado cuenta, pero las cosas no están tan claras como parecen cuando se trata de estos eventos. Uno piensa que con mirar los tiempos, las estadísticas y el historial de los corredores ya tiene el panorama completo, pero no, aquí hay más que números bonitos en una pantalla.
La semana pasada, por ejemplo, me puse a analizar el Maratón de Ciudad de México, que siempre mueve buen dinero en las casas de apuestas. Todo apuntaba a que el favorito, ese corredor keniano que lleva tres años rompiéndola, iba a arrasar otra vez. Sus tiempos en entrenamientos eran una locura, el clima le favorecía y hasta las cuotas estaban de su lado. Pero, ¿qué pasó? Se desplomó en el kilómetro 35, algo rarísimo para alguien de su nivel. Y no fue el único caso. En Boston el mes pasado, otro favorito se quedó atrás sin explicación lógica. ¿Casualidad? No lo creo.
Lo que me preocupa es que estamos apostando a ciegas en un deporte que parece predecible, pero tiene trampas que no vemos. Las lesiones repentinas, el desgaste que no se reporta, hasta el maldito clima que cambia de un segundo a otro… todo eso puede tumbar cualquier análisis. Y las casas de apuestas lo saben, por eso las cuotas a veces no reflejan lo que realmente está pasando. Me huele a que aquí hay algo más, como si los corredores o los organizadores tuvieran información que nosotros no.
No digo que no apostemos, porque la adrenalina de acertar un podio es brutal, pero cuidado, compas. No se fíen solo de los números ni de los nombres grandes. Hay que meterle ojo a cosas que no salen en las estadísticas: rumores en redes, reportes de última hora, incluso cómo se ven los corredores en el calentamiento. Yo ya perdí una lana por irme con la lógica pura y no pienso repetir el error. Si van a meterle dinero a un maratón, ábranle los ojos bien, porque los números no mienten, pero tampoco lo dicen todo. ¿Qué opinan ustedes? ¿Han visto algo raro en sus apuestas lately?
¡Oye, qué buen punto! La verdad, me has puesto a pensar. Tienes toda la razón con lo de los maratones, parece todo tan calculado, pero de repente te sale una sorpresa que nadie vio venir. Yo también me comí una en el Maratón de Nueva York el año pasado, puse mi dinero en una corredora que estaba volando en los pronósticos y, ¡pum!, abandonó por un calambre. Lo que dices de los detalles que no se ven en las estadísticas es clave. Ahora ando más pendiente de cosas como el cansancio acumulado o incluso si hay rumores de lesiones en X. Creo que la movida es no jugársela todo a un solo nombre y repartir la apuesta para cubrir más opciones. ¿Alguien más ha pillado algo raro en estos eventos?