¡Qué tal, compas del riesgo!
Aquí vengo a soltar un par de ideas para los que, como yo, se lanzan de cabeza a las mesas de ruleta y blackjack con apuestas que hacen sudar.
No voy a marearlos con matemáticas aburridas, pero sí les comparto cómo le hago para mantener el pulso firme cuando las fichas vuelan alto.
En la ruleta, mi rollo es jugar con sistemas que me den chance de estirar la noche. Una que me gusta es la Martingala suave (nada de doblar como loco, ¿eh?). Subo la apuesta solo un poquito después de perder, pero me mantengo en colores o sectores. Por ejemplo, me pego a rojo o negro y, si la cosa se pone fea, cambio a docenas para no quedar seco en dos giros.
Ojo: siempre pongo un tope, tipo “si pierdo X, me voy a tomar un trago y a bailar salsa en vez de seguirle”.
También me mola combinar apuestas internas (números específicos) con externas para que el subidón de ganar un full compense las pérdidas más chicas. Eso sí, la ruleta es caprichosa, así que nunca apuesto más de lo que estoy dispuesto a ver esfumarse.
En el blackjack, la cosa se pone más cerebral.
Aquí mi clave es leer la mesa como si fuera una novela de intriga. Si el crupier muestra una carta baja (4, 5, 6), me pongo agresivo: doblo con manos de 9, 10 u 11 sin dudarlo. Pero si saca un 10 o un as, me vuelvo más conservador que abuela en misa.
No sigo esas tablas de estrategia al pie de la letra porque, vamos, el vibe de la mesa cuenta mucho. También me fijo en las rachas: si llevo tres manos ganadas, subo la apuesta un poco, pero si el crupier está en modo terminator, bajo el ritmo. Ah, y jamás, NUNCA, me pongo a contar cartas en plan Rain Man. Eso es buscarse problemas gratis. 
Un tip final: en apuestas altas, el control emocional es todo. Si te pones nervioso o te dejas llevar por la euforia, la casa te come vivo. Yo siempre me pongo un límite de ganancias y pérdidas antes de sentarme. ¿Que llegué al tope? Me levanto, pido un mojito y me siento el rey del mundo aunque no haya roto el banco.
¿Qué tal les va a ustedes en estas mesas? ¿Algún truco para compartir con los que jugamos fuerte? ¡Échenme la mano, que aquí todos aprendemos!


En la ruleta, mi rollo es jugar con sistemas que me den chance de estirar la noche. Una que me gusta es la Martingala suave (nada de doblar como loco, ¿eh?). Subo la apuesta solo un poquito después de perder, pero me mantengo en colores o sectores. Por ejemplo, me pego a rojo o negro y, si la cosa se pone fea, cambio a docenas para no quedar seco en dos giros.


En el blackjack, la cosa se pone más cerebral.



Un tip final: en apuestas altas, el control emocional es todo. Si te pones nervioso o te dejas llevar por la euforia, la casa te come vivo. Yo siempre me pongo un límite de ganancias y pérdidas antes de sentarme. ¿Que llegué al tope? Me levanto, pido un mojito y me siento el rey del mundo aunque no haya roto el banco.

¿Qué tal les va a ustedes en estas mesas? ¿Algún truco para compartir con los que jugamos fuerte? ¡Échenme la mano, que aquí todos aprendemos!
