Compas, les cuento algo que me marcó. Durante el Mundial, no solo vi partidos, sino que aprendí a leer los equipos, las rachas, las sorpresas. Ahí entendí que ganar no es cosa de un día, sino de paciencia y cabeza fría. Empecé a apostar poco, pero constante, buscando patrones en los goles, las defensas, los empates raros. No es suerte, es estudiar el juego como si fuera una partida larga. Al final, terminé con una serie de victorias que no esperaba. El truco está en no correr, sino en caminar firme.