Qué tal, compas. Les cuento que una vez dejé pasar un empate en un partido de hockey que pintaba para cualquier cosa menos eso. Apliqué mi táctica de doble riesgo, puse plata en los dos equipos y, adivinen qué, el empate me habría salvado la noche. Desde ahí, analizo más los patrones raros y no descarto esas opciones. Aprendí a la mala, pero ahora voy ajustando el tiro. ¿A alguien más le ha pasado?