Qué mala suerte, compadres, otra vez se me fue la apuesta en el sprint de esquí por un pelito. Estaba tan seguro de que esta vez Klæbo iba a dominar desde el arranque, pero ese final tan apretado con Bolshunov me dejó con el corazón en la boca. Uno piensa que ya tiene el ojo entrenado para estas carreras, que con seguir el ritmo y las condiciones de la nieve basta, pero no, esto de las apuestas en vivo es un sube y baja emocional. La verdad, me duele el bolsillo, pero más me duele ver cómo se me escapa una victoria que ya sentía en las manos. ¿Alguien más se quemó con esta carrera o fui el único que confió demasiado en el noruego? Ya no sé si seguirle metiendo a las laderas o tomarme un descanso, porque esto está acabando con mis nervios.