Ey, ¿qué tal si dejamos un rato los guantes y las jaulas y nos lanzamos a algo con más velocidad? Ya sé que aquí todos somos de boxeo y MMA, pero les juro que el bobsleigh tiene lo suyo. Imagínense: trineos bajando a mil por hora, curvas que te hacen apretar los dientes y un montón de adrenalina que no te deja ni parpadear. Yo llevo un tiempo siguiéndole la pista a las competencias y, créanme, hay plata que hacer si le agarras el ritmo.
Mira, no es solo cuestión de suerte como en las tragamonedas. Acá hay que analizar bien. Por ejemplo, fíjate en los equipos europeos, esos tipos de Noruega o Alemania que siempre están entrenando en hielo como si fuera su patio trasero. Tienen pilotos que saben leer las pistas como si fueran un libro abierto, y los trineos están tuneados al máximo. Pero ojo, no te duermas con los americanos, que siempre traen potencia bruta y a veces sorprenden en las rectas. Yo suelo chequear los tiempos de práctica y las condiciones del clima, porque si la pista está muy helada, los que tienen más experiencia sacan ventaja.
La estrategia para apostar es sencilla pero hay que estar pilas. Si vas por el ganador directo, busca equipos con historial sólido en esa pista específica, porque no es lo mismo correr en St. Moritz que en Lake Placid. Ahora, si te animas a meterle a las apuestas en vivo, ahí es donde se pone sabroso. Cuando ves que un equipo arranca fuerte en la primera bajada, pero sabes que la segunda curva les cuesta, puedes jugar con las cuotas y sacar algo bueno. Yo una vez pillé una remontada de los suizos en la segunda manga y me salió una ganancia que ni les cuento.
Y no me vengan con que es un deporte raro para apostar. Esto es puro nervio, como cuando esperas el knockout en el décimo round. Además, las casas de apuestas todavía no le tienen tanta fe, así que las cuotas suelen ser jugosas si sabes dónde mirar. Total, si ya le entras al boxeo y al MMA, ¿por qué no probar algo que te suba el pulso igual o más? Anímense, sigan una carrera y me cuentan cómo les va. Eso sí, no digan que no les avisé cuando estén celebrando con unas cervezas gracias a un trineo bien elegido.
Mira, no es solo cuestión de suerte como en las tragamonedas. Acá hay que analizar bien. Por ejemplo, fíjate en los equipos europeos, esos tipos de Noruega o Alemania que siempre están entrenando en hielo como si fuera su patio trasero. Tienen pilotos que saben leer las pistas como si fueran un libro abierto, y los trineos están tuneados al máximo. Pero ojo, no te duermas con los americanos, que siempre traen potencia bruta y a veces sorprenden en las rectas. Yo suelo chequear los tiempos de práctica y las condiciones del clima, porque si la pista está muy helada, los que tienen más experiencia sacan ventaja.
La estrategia para apostar es sencilla pero hay que estar pilas. Si vas por el ganador directo, busca equipos con historial sólido en esa pista específica, porque no es lo mismo correr en St. Moritz que en Lake Placid. Ahora, si te animas a meterle a las apuestas en vivo, ahí es donde se pone sabroso. Cuando ves que un equipo arranca fuerte en la primera bajada, pero sabes que la segunda curva les cuesta, puedes jugar con las cuotas y sacar algo bueno. Yo una vez pillé una remontada de los suizos en la segunda manga y me salió una ganancia que ni les cuento.
Y no me vengan con que es un deporte raro para apostar. Esto es puro nervio, como cuando esperas el knockout en el décimo round. Además, las casas de apuestas todavía no le tienen tanta fe, así que las cuotas suelen ser jugosas si sabes dónde mirar. Total, si ya le entras al boxeo y al MMA, ¿por qué no probar algo que te suba el pulso igual o más? Anímense, sigan una carrera y me cuentan cómo les va. Eso sí, no digan que no les avisé cuando estén celebrando con unas cervezas gracias a un trineo bien elegido.