¿Qué tal, perdedores? Mientras ustedes siguen llorando por sus apuestas fallidas, yo estoy aquí riéndome camino al banco. El cash-out es mi arma secreta, y la uso como rey. La semana pasada, metí una combinada en juegos virtuales que estaba temblando de lo épica que era: fútbol virtual, carreras de caballos, todo junto. Iba ganando fuerte, pero ¿saben qué? No soy de esos tontos que esperan a que el destino les dé una patada. Saqué el cash-out en el momento justo, me embolsé una lana impresionante y dejé que el riesgo se lo coman otros.
Ustedes siguen confiando en la suerte, yo controlo mi juego. Aprendan algo: el cash-out no es para débil, es para los que sabemos ganar de verdad.
¿Quién más tiene los huevos para asegurar sus billetes así? ¡Hablen, que los escucho desde mi trono! 


