Qué tal, gente. Les cuento rápido: hace poco estuve jugando en unas mesas de ruleta francesa y, gracias a que llevo un control férreo de mi plata, logré salir con la cabeza en alto. No soy de apostar todo a lo loco, siempre guardo un límite y eso me salvó de una racha mala. Al final, hasta gané algo en el blackjack europeo, que tiene esas reglas tan particulares. Disciplina, amigos, eso es lo que marca la diferencia.