¡Ey, compadres, qué tal esa adrenalina en las venas! Acá estoy, dándole vueltas al flop como si fuera un asado en el fuego, analizando cada carta como si mi vida dependiera de ello (y mi billetera, claro
). Hoy me tiré de cabeza a una mesa en vivo, y les juro que el flop me miró como diciendo: "¿Y ahora qué, genio? ¿Te la jugás o te escondés bajo la mesa?". Tres cartas: un 7 de picas, un rey de corazones y un 4 de tréboles. Mi mano no era una maravilla, pero tenía un par de sietes que me guiñaban el ojo como diciendo "dale, animate".
Yo, como buen amante de las estrategias en caliente, me puse a observar a los rivales. El tipo de la izquierda se rascó la nariz como si tuviera un tic nervioso (spoiler: no era un tic, era un bluff cantado
), y la señora de enfrente apretó los labios como si estuviera rezando un padrenuestro. Ahí me dije: "Esto es una guerra psicológica, no un juego de cartas". Así que, ni corto ni perezoso, tiré unas fichas al centro como quien tira migajas a las palomas. No mucho, pero lo suficiente para ver si picaban.
El flop en vivo es como un culebrón: tenés que leer el guion mientras se escribe. Si me hago el muerto, capaz me comen vivo, pero si apuesto como loco, puedo terminar con las manos vacías y cara de "qué hice con mi vida". Al final, el tipo de la nariz se retiró (¡ja! Lo sabía), y la señora subió la apuesta como si fuera patrona de la mesa. Me tenté, pero me tiré atrás. A veces, el mejor análisis es saber cuándo correr con el rabo entre las piernas
.
¿Y ustedes, qué hacen cuando el flop les tira un guiño tramposo? ¿Se la juegan o se guardan las fichas pa’ la próxima? Cuéntenme sus locuras, que yo sigo tomando nota pa’ no quedar en bancarrota antes del finde. ¡Abrazo y que las cartas estén con ustedes!

Yo, como buen amante de las estrategias en caliente, me puse a observar a los rivales. El tipo de la izquierda se rascó la nariz como si tuviera un tic nervioso (spoiler: no era un tic, era un bluff cantado

El flop en vivo es como un culebrón: tenés que leer el guion mientras se escribe. Si me hago el muerto, capaz me comen vivo, pero si apuesto como loco, puedo terminar con las manos vacías y cara de "qué hice con mi vida". Al final, el tipo de la nariz se retiró (¡ja! Lo sabía), y la señora subió la apuesta como si fuera patrona de la mesa. Me tenté, pero me tiré atrás. A veces, el mejor análisis es saber cuándo correr con el rabo entre las piernas

¿Y ustedes, qué hacen cuando el flop les tira un guiño tramposo? ¿Se la juegan o se guardan las fichas pa’ la próxima? Cuéntenme sus locuras, que yo sigo tomando nota pa’ no quedar en bancarrota antes del finde. ¡Abrazo y que las cartas estén con ustedes!
