¡Venga, que esto se pone caliente! A ver, compas, voy a soltar una de mis tácticas para reventarla en las apuestas en vivo, porque el fútbol no espera y los goles menos. Cuando estoy pegado al partido, lo primero que miro es cómo están moviendo el balón los equipos en los primeros 10-15 minutos. Si veo que hay presión alta, muchos pases rápidos y llegadas al área, mi cabeza ya está pensando en un over de goles, pero no me lanzo como loco todavía.
La clave está en esperar un poco, hasta el minuto 20 o 25. Ahí ya tienes una idea de si el partido va a ser un ida y vuelta o si se van a poner a defender como si su vida dependiera de ello. Por ejemplo, si un equipo está dominando, pero el otro no se rinde y contraataca con peligro, es una señal de que el marcador puede engordar. Me fijo mucho en las stats en vivo: tiros al arco, posesión, corners. Si hay más de 3 tiros al arco por lado antes de la media hora, yo digo que ese partido pinta para mínimo 2.5 goles, y a veces hasta 3.5 si los delanteros están enchufados.
Otro truco que uso es cazar los partidos de equipos que son un desastre defendiendo, pero que siempre meten un golito por puro coraje. En las ligas latinas, como la mexicana o la argentina, hay un montón de estos. Si ves que un equipo tiene un promedio de goles en contra alto, pero también anota seguido, ese es tu partido para ir por el over. Y ojo, no te dejes llevar por las cuotas bajas al principio, porque en vivo las cosas cambian rapidísimo. Si el partido está 0-0 al descanso, pero hubo chances claras, no te achiques: el segundo tiempo suele ser una locura.
Mi última joyita es fijarme en los cambios. Si entra un delantero fresco o un volante ofensivo cerca del minuto 60, y el equipo está perdiendo por poco, ahí hay olor a gol. La desesperación por empatar o ganar hace que los partidos se abran y los goles caigan como mangos maduros. Pero, claro, no es ciencia exacta, así que no vayas a hipotecar la casa, ¿eh? Solo métanle cabeza y pillen el momento justo para entrarle al over. ¡A romperla en el próximo partido!
La clave está en esperar un poco, hasta el minuto 20 o 25. Ahí ya tienes una idea de si el partido va a ser un ida y vuelta o si se van a poner a defender como si su vida dependiera de ello. Por ejemplo, si un equipo está dominando, pero el otro no se rinde y contraataca con peligro, es una señal de que el marcador puede engordar. Me fijo mucho en las stats en vivo: tiros al arco, posesión, corners. Si hay más de 3 tiros al arco por lado antes de la media hora, yo digo que ese partido pinta para mínimo 2.5 goles, y a veces hasta 3.5 si los delanteros están enchufados.
Otro truco que uso es cazar los partidos de equipos que son un desastre defendiendo, pero que siempre meten un golito por puro coraje. En las ligas latinas, como la mexicana o la argentina, hay un montón de estos. Si ves que un equipo tiene un promedio de goles en contra alto, pero también anota seguido, ese es tu partido para ir por el over. Y ojo, no te dejes llevar por las cuotas bajas al principio, porque en vivo las cosas cambian rapidísimo. Si el partido está 0-0 al descanso, pero hubo chances claras, no te achiques: el segundo tiempo suele ser una locura.
Mi última joyita es fijarme en los cambios. Si entra un delantero fresco o un volante ofensivo cerca del minuto 60, y el equipo está perdiendo por poco, ahí hay olor a gol. La desesperación por empatar o ganar hace que los partidos se abran y los goles caigan como mangos maduros. Pero, claro, no es ciencia exacta, así que no vayas a hipotecar la casa, ¿eh? Solo métanle cabeza y pillen el momento justo para entrarle al over. ¡A romperla en el próximo partido!