Compartiendo mi experiencia con la estrategia inversa en ruleta y blackjack: ¿menos es más?

tayls84

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17 Mar 2025
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Qué tal, compañeros de mesa, hoy quiero compartir con ustedes algo que he estado probando desde hace unas semanas en ruleta y blackjack. No es el típico consejo de "sigue la racha" o "duplica tras perder", sino algo que va en contra de lo que solemos pensar: la estrategia inversa. Me propuse experimentar con esta idea porque, sinceramente, estaba cansado de ver cómo los métodos tradicionales me dejaban con los bolsillos vacíos más veces de las que me gustaría admitir.
En ruleta, en vez de apostar fuerte cuando siento que viene una "buena racha" o de perseguir números que no han salido en un rato, decidí hacer lo opuesto. Empecé a reducir mis apuestas cuando las cosas parecían ir bien y a aumentarlas un poco —solo un poco— cuando llevaba varias rondas perdiendo. La lógica detrás de esto es simple: si los patrones no son predecibles, ¿por qué no ir en contra de lo que mi instinto me grita? Por ejemplo, si estoy en una mesa europea y el rojo lleva saliendo cinco veces seguidas, en lugar de sumarme al carro del rojo, pongo una apuesta pequeña al negro. Si pierdo, espero un par de rondas y subo la apuesta al negro otra vez, pero siempre controlando para no irme de bruces.
Los resultados han sido interesantes. En una sesión de tres horas la semana pasada, terminé con un margen positivo de 50 euros, cuando normalmente habría salido con las manos vacías tras tentar a la suerte con apuestas grandes. No es una fortuna, lo sé, pero me hizo pensar que a veces menos presión en las apuestas puede ser más para el bolsillo. Claro, no siempre funciona —hubo una noche en que perdí 30 euros porque la mesa estaba imposible—, pero el promedio me está dando esperanza.
En blackjack, apliqué algo parecido. Normalmente, cuando tengo una mano decente como 17 o 18, tiendo a plantarme rápido y esperar que el crupier se pase. Pero con esta estrategia inversa, empecé a pedir carta en situaciones donde todos dirían "qué locura". Por ejemplo, con un 17 blando contra un 6 del crupier, en vez de quedarme, pedí, saqué un 3 y terminé con 20. Al revés, cuando tengo una mano débil como 12 o 13 contra un 10 del crupier, en lugar de pedir como loco, me planto y dejo que él tome el riesgo. No siempre sale, pero en una noche saqué dos victorias seguidas así, y me evité perder doblando como suelo hacer por impulso.
Lo que más me gusta de este enfoque es que me obliga a pensar diferente y a no caer en la trampa de "esto tiene que salir porque ya toca". No digo que sea la clave para hacerse millonario ni que funcione para todos, pero creo que puede ayudar a quienes, como yo, quieren probar algo nuevo sin arriesgarlo todo. Si alguien se anima a intentarlo, me encantaría saber cómo le va. Al final, lo que busco es que juguemos más tranquilos y, con suerte, salgamos ganando algo en el camino. ¿Qué opinan? ¿Alguien ha probado algo parecido en estas mesas?
 
Qué tal, compañeros de mesa, hoy quiero compartir con ustedes algo que he estado probando desde hace unas semanas en ruleta y blackjack. No es el típico consejo de "sigue la racha" o "duplica tras perder", sino algo que va en contra de lo que solemos pensar: la estrategia inversa. Me propuse experimentar con esta idea porque, sinceramente, estaba cansado de ver cómo los métodos tradicionales me dejaban con los bolsillos vacíos más veces de las que me gustaría admitir.
En ruleta, en vez de apostar fuerte cuando siento que viene una "buena racha" o de perseguir números que no han salido en un rato, decidí hacer lo opuesto. Empecé a reducir mis apuestas cuando las cosas parecían ir bien y a aumentarlas un poco —solo un poco— cuando llevaba varias rondas perdiendo. La lógica detrás de esto es simple: si los patrones no son predecibles, ¿por qué no ir en contra de lo que mi instinto me grita? Por ejemplo, si estoy en una mesa europea y el rojo lleva saliendo cinco veces seguidas, en lugar de sumarme al carro del rojo, pongo una apuesta pequeña al negro. Si pierdo, espero un par de rondas y subo la apuesta al negro otra vez, pero siempre controlando para no irme de bruces.
Los resultados han sido interesantes. En una sesión de tres horas la semana pasada, terminé con un margen positivo de 50 euros, cuando normalmente habría salido con las manos vacías tras tentar a la suerte con apuestas grandes. No es una fortuna, lo sé, pero me hizo pensar que a veces menos presión en las apuestas puede ser más para el bolsillo. Claro, no siempre funciona —hubo una noche en que perdí 30 euros porque la mesa estaba imposible—, pero el promedio me está dando esperanza.
En blackjack, apliqué algo parecido. Normalmente, cuando tengo una mano decente como 17 o 18, tiendo a plantarme rápido y esperar que el crupier se pase. Pero con esta estrategia inversa, empecé a pedir carta en situaciones donde todos dirían "qué locura". Por ejemplo, con un 17 blando contra un 6 del crupier, en vez de quedarme, pedí, saqué un 3 y terminé con 20. Al revés, cuando tengo una mano débil como 12 o 13 contra un 10 del crupier, en lugar de pedir como loco, me planto y dejo que él tome el riesgo. No siempre sale, pero en una noche saqué dos victorias seguidas así, y me evité perder doblando como suelo hacer por impulso.
Lo que más me gusta de este enfoque es que me obliga a pensar diferente y a no caer en la trampa de "esto tiene que salir porque ya toca". No digo que sea la clave para hacerse millonario ni que funcione para todos, pero creo que puede ayudar a quienes, como yo, quieren probar algo nuevo sin arriesgarlo todo. Si alguien se anima a intentarlo, me encantaría saber cómo le va. Al final, lo que busco es que juguemos más tranquilos y, con suerte, salgamos ganando algo en el camino. ¿Qué opinan? ¿Alguien ha probado algo parecido en estas mesas?
¡Qué onda, cracks de las mesas! Me tiré de cabeza a leer tu experimento con esa estrategia inversa y, la verdad, me picó la curiosidad, aunque sueno como si ya lo supiera todo. Yo, que vivo por los torneos de blackjack, te digo desde ya que esto de ir contra la corriente tiene su aquel, pero también me hace arquear la ceja. En mi mundo, donde cada jugada es una guerra, las tácticas raras como estas me suenan a jugársela demasiado, aunque admito que tu rollo de "menos es más" tiene su punto.

En los torneos, la cosa es distinta a las mesas casuales que pintas. Aquí no hay tiempo para filosofar con ruletas ni para ver si el negro se digna a salir después de cinco rojos. Se trata de contar cartas como si te fuera la vida en ello, ajustar apuestas según la posición y clavar cada decisión como un reloj suizo. Pero tu movida inversa me hizo pensar en cómo la aplicaría yo en una ronda eliminatoria. Imagínate: voy líder en fichas, todos esperando que doble en un 16 contra un 10 del crupier, y yo, con toda la soberbia del mundo, me planto. Si el crupier se pasa, quedo como genio; si no, pues que hablen de mi "audacia" mientras me fumo un café en la salida. Lo probé hace poco en un torneo local —me planté con 15 contra un 9— y, créalo o no, el tipo sacó un 7 y se pasó. Gané esa mano y la mesa me miró como si hubiera inventado el juego.

Ahora, en tu caso del blackjack de casino normal, eso de pedir con 17 blando contra un 6 me parece de locos, pero no te voy a mentir: tiene su gracia. En torneos, yo no me arriesgo tanto porque una mano así te puede mandar a casa, pero en una noche relajada, podría funcionar para despistar al crupier y a los demás. Lo de plantarte con 12 o 13 contra un 10, en cambio, me suena a rendirse antes de pelear. Mi instinto de torneo me grita "¡pide, carajo!", pero entiendo tu lógica: dejar que el crupier se estrelle solo. La última vez que jugué así, en una mesa de práctica, me salió bien dos de tres veces, y eso que iba con la mentalidad de "esto es una tontería". Igual y tienes algo ahí, aunque no lo gritaría desde los tejados.

Lo de la ruleta no lo toco mucho, pero tu idea de bajar apuestas en rachas "buenas" y subirlas en las malas me huele a control de daños más que a victoria épica. En blackjack, el control es mi religión —saber cuándo subir, cuándo bajar, cuándo ir all-in—, y veo que tú también buscas eso, pero a tu manera retorcida. La ganancia de 50 euros que mencionas no me impresiona, pero sí me da que pensar: si en tres horas saliste positivo, tal vez el truco está en no dejarse llevar por el subidón. En mis torneos, he visto a muchos caer por apostar gordo cuando "sentían" que ganaban, y yo me he salvado más de una vez por mantener la cabeza fría.

Mi veredicto, desde mi trono de experto en torneos, es que tu estrategia inversa no es para ganar millones, pero sí para no perder la camisa. En blackjack, yo sigo fiel a mis conteos y a mis tablas, pero no te niego que me tenté a probar tu locura en una mesa amistosa, solo por el gusto de decir que lo hice mejor que tú. Si alguien más se lanza, que cuente cómo le fue, porque yo ya tengo mi orgullo de torneo intacto. ¿Qué dicen, valientes? ¿Se atreven a desafiar la lógica como este genio de la inversa?
 
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¡Qué onda, cracks de las mesas! Me tiré de cabeza a leer tu experimento con esa estrategia inversa y, la verdad, me picó la curiosidad, aunque sueno como si ya lo supiera todo. Yo, que vivo por los torneos de blackjack, te digo desde ya que esto de ir contra la corriente tiene su aquel, pero también me hace arquear la ceja. En mi mundo, donde cada jugada es una guerra, las tácticas raras como estas me suenan a jugársela demasiado, aunque admito que tu rollo de "menos es más" tiene su punto.

En los torneos, la cosa es distinta a las mesas casuales que pintas. Aquí no hay tiempo para filosofar con ruletas ni para ver si el negro se digna a salir después de cinco rojos. Se trata de contar cartas como si te fuera la vida en ello, ajustar apuestas según la posición y clavar cada decisión como un reloj suizo. Pero tu movida inversa me hizo pensar en cómo la aplicaría yo en una ronda eliminatoria. Imagínate: voy líder en fichas, todos esperando que doble en un 16 contra un 10 del crupier, y yo, con toda la soberbia del mundo, me planto. Si el crupier se pasa, quedo como genio; si no, pues que hablen de mi "audacia" mientras me fumo un café en la salida. Lo probé hace poco en un torneo local —me planté con 15 contra un 9— y, créalo o no, el tipo sacó un 7 y se pasó. Gané esa mano y la mesa me miró como si hubiera inventado el juego.

Ahora, en tu caso del blackjack de casino normal, eso de pedir con 17 blando contra un 6 me parece de locos, pero no te voy a mentir: tiene su gracia. En torneos, yo no me arriesgo tanto porque una mano así te puede mandar a casa, pero en una noche relajada, podría funcionar para despistar al crupier y a los demás. Lo de plantarte con 12 o 13 contra un 10, en cambio, me suena a rendirse antes de pelear. Mi instinto de torneo me grita "¡pide, carajo!", pero entiendo tu lógica: dejar que el crupier se estrelle solo. La última vez que jugué así, en una mesa de práctica, me salió bien dos de tres veces, y eso que iba con la mentalidad de "esto es una tontería". Igual y tienes algo ahí, aunque no lo gritaría desde los tejados.

Lo de la ruleta no lo toco mucho, pero tu idea de bajar apuestas en rachas "buenas" y subirlas en las malas me huele a control de daños más que a victoria épica. En blackjack, el control es mi religión —saber cuándo subir, cuándo bajar, cuándo ir all-in—, y veo que tú también buscas eso, pero a tu manera retorcida. La ganancia de 50 euros que mencionas no me impresiona, pero sí me da que pensar: si en tres horas saliste positivo, tal vez el truco está en no dejarse llevar por el subidón. En mis torneos, he visto a muchos caer por apostar gordo cuando "sentían" que ganaban, y yo me he salvado más de una vez por mantener la cabeza fría.

Mi veredicto, desde mi trono de experto en torneos, es que tu estrategia inversa no es para ganar millones, pero sí para no perder la camisa. En blackjack, yo sigo fiel a mis conteos y a mis tablas, pero no te niego que me tenté a probar tu locura en una mesa amistosa, solo por el gusto de decir que lo hice mejor que tú. Si alguien más se lanza, que cuente cómo le fue, porque yo ya tengo mi orgullo de torneo intacto. ¿Qué dicen, valientes? ¿Se atreven a desafiar la lógica como este genio de la inversa?
¡Ey, qué tal, locos de las cartas y las fichas! Leí tu rollo sobre la estrategia inversa y, la neta, me dejó pensando, aunque no sé si comprarlo del todo. Yo soy de los que viven pegados a la sistema D’Alembert, ajustando apuestas como si fuera un chef con la sal: un poquito más, un poquito menos, dependiendo de cómo pinte la cosa. Entonces, verte ir al revés de lo que todos harían me suena a una mezcla de genialidad y locura, y no sé si me subo a ese tren todavía.

En ruleta, lo tuyo de bajar apuestas cuando parece que vas bien y subirlas cuando todo se va al carajo me hace ruido. Con D’Alembert, yo hago lo opuesto: subo una unidad después de perder y bajo una después de ganar, siempre buscando ese equilibrio. Tu movida inversa me suena como si confiaras en que la suerte te va a guiñar el ojo justo cuando todos dicen que no. Esa ganancia de 50 euros en tres horas no está mal, ojo, pero con mi sistema he sacado márgenes parecidos en menos tiempo, tipo 70 euros en dos horas una noche buena. Claro, también he tenido noches de perder 40 porque la racha no se rompía, pero el chiste es que no me desespero. ¿No te da cosa que tu método dependa tanto de ir contra el instinto? Porque yo con D’Alembert siento que domo la mesa, no que le rezo.

En blackjack, lo de pedir con 17 blando contra un 6 me dio escalofríos, pero no de los buenos. Yo soy de los que se plantan y cruzan los dedos, porque con mi sistema no me gusta tentar tanto a la suerte. Eso de plantarte con 12 o 13 contra un 10 del crupier también me saca canas —con D’Alembert, ajusto la apuesta según la racha, pero nunca me quedo parado como si nada—. Igual, te doy el punto: si el crupier se pasa, te ríes último. Una vez, ajustando mi apuesta con mi método, me planté con 14 contra un 9 y el tipo se pasó con un 10. Gané, pero no fue por ir al revés, sino por calcular frío.

Tu idea de “menos es más” me hace arquear la ceja. Con D’Alembert, yo controlo el ritmo, y aunque no me hago rico, mantengo el juego vivo más tiempo. Lo tuyo parece más un volado: o te sale el milagro o te limpian rápido. Me dan ganas de probar tu locura una noche, pero no sé si me alcanza el valor de dejar mi sistema de lado. Si alguien más se avienta con tu estrategia inversa, que avise cómo le fue, porque yo, por ahora, sigo con mi D’Alembert como si fuera mi Biblia. ¿Qué opinan, banda? ¿Le entran a esto o se quedan con lo clásico?
 
Qué tal, compañeros de mesa, hoy quiero compartir con ustedes algo que he estado probando desde hace unas semanas en ruleta y blackjack. No es el típico consejo de "sigue la racha" o "duplica tras perder", sino algo que va en contra de lo que solemos pensar: la estrategia inversa. Me propuse experimentar con esta idea porque, sinceramente, estaba cansado de ver cómo los métodos tradicionales me dejaban con los bolsillos vacíos más veces de las que me gustaría admitir.
En ruleta, en vez de apostar fuerte cuando siento que viene una "buena racha" o de perseguir números que no han salido en un rato, decidí hacer lo opuesto. Empecé a reducir mis apuestas cuando las cosas parecían ir bien y a aumentarlas un poco —solo un poco— cuando llevaba varias rondas perdiendo. La lógica detrás de esto es simple: si los patrones no son predecibles, ¿por qué no ir en contra de lo que mi instinto me grita? Por ejemplo, si estoy en una mesa europea y el rojo lleva saliendo cinco veces seguidas, en lugar de sumarme al carro del rojo, pongo una apuesta pequeña al negro. Si pierdo, espero un par de rondas y subo la apuesta al negro otra vez, pero siempre controlando para no irme de bruces.
Los resultados han sido interesantes. En una sesión de tres horas la semana pasada, terminé con un margen positivo de 50 euros, cuando normalmente habría salido con las manos vacías tras tentar a la suerte con apuestas grandes. No es una fortuna, lo sé, pero me hizo pensar que a veces menos presión en las apuestas puede ser más para el bolsillo. Claro, no siempre funciona —hubo una noche en que perdí 30 euros porque la mesa estaba imposible—, pero el promedio me está dando esperanza.
En blackjack, apliqué algo parecido. Normalmente, cuando tengo una mano decente como 17 o 18, tiendo a plantarme rápido y esperar que el crupier se pase. Pero con esta estrategia inversa, empecé a pedir carta en situaciones donde todos dirían "qué locura". Por ejemplo, con un 17 blando contra un 6 del crupier, en vez de quedarme, pedí, saqué un 3 y terminé con 20. Al revés, cuando tengo una mano débil como 12 o 13 contra un 10 del crupier, en lugar de pedir como loco, me planto y dejo que él tome el riesgo. No siempre sale, pero en una noche saqué dos victorias seguidas así, y me evité perder doblando como suelo hacer por impulso.
Lo que más me gusta de este enfoque es que me obliga a pensar diferente y a no caer en la trampa de "esto tiene que salir porque ya toca". No digo que sea la clave para hacerse millonario ni que funcione para todos, pero creo que puede ayudar a quienes, como yo, quieren probar algo nuevo sin arriesgarlo todo. Si alguien se anima a intentarlo, me encantaría saber cómo le va. Al final, lo que busco es que juguemos más tranquilos y, con suerte, salgamos ganando algo en el camino. ¿Qué opinan? ¿Alguien ha probado algo parecido en estas mesas?
¡Qué tal, compas de las cartas y las fichas! Me meto en este hilo porque lo de la estrategia inversa me ha picado la curiosidad, y aunque mi terreno es más el póker de torneos, no me resisto a meterle cabeza a lo que pasa en ruleta y blackjack. Tu idea de ir contra el instinto me parece un giro interesante, casi como cuando en un torneo te toca farolear con una mano mediocre porque sabes que el rival está esperando que juegues "lógico". Así que me puse a darle vueltas a cómo esto podría cruzarse con lo que yo hago en las mesas de Texas Hold’em.

En los torneos, muchos se lanzan a lo grande cuando sienten que tienen el control: suben las apuestas con pares altos o se van all-in con un proyecto de color que "seguro" va a salir. Yo, como regular de estas guerras de ciegas, he aprendido que a veces el truco está en hacer lo contrario. Por ejemplo, si llevo un rato ganando botes pequeños y todos piensan que estoy en racha, bajo el ritmo, juego más conservador y dejo que los demás se quemen persiguiendo mi supuesto "momento caliente". Al revés, cuando llevo varias manos perdiendo y la mesa cree que estoy débil, ahí suelto un cañonazo con una apuesta fuerte, aunque sea con una mano media, porque nadie se lo espera. Es como tu ruleta: no sigo el patrón que todos asumen, y eso despista.

Leyendo tu experiencia, me imagino que en ruleta ese enfoque de bajar apuestas cuando las cosas van bien y subirlas un poco tras perder tiene algo de ese mismo espíritu. En póker, diría que es como manejar el tamaño del stack: no te vuelves loco cuando estás arriba, porque una mala lectura te puede mandar al carajo, y te arriesgas un poco más cuando estás corto, pero con cabeza. Me llama la atención lo que dices de los 50 euros en positivo; no es un dineral, pero en torneos también pasa que sobrevivir con ganancias pequeñas te mantiene vivo para el día siguiente. Igual en blackjack, eso de pedir con 17 blando contra un 6 me suena a cuando en póker te juegas un resto con pareja baja porque intuyes que el otro está bluffeando con aire.

Lo que me provoca tu post es esto: ¿y si en el fondo se trata de no caer en la trampa de creernos más listos que el azar? En torneos, el que se emociona demasiado con una racha suele ser el primero en salir volando. Me tinca que tu estrategia inversa podría ser un buen entrenamiento mental para no dejar que el subidón o el bajón me dominen. No juego mucha ruleta ni blackjack, pero la próxima vez que me siente en una mesa de esas, voy a probar tu rollo: apostar chiquito cuando todos gritan "¡ahora o nunca!" y soltar un poco más cuando la cosa esté fea. Si me sale bien, te cuento; si me estrello, igual te echo la culpa por darme ideas raras.

Lo que sí te digo es que esto de ir al revés me prende. En póker, los mejores momentos han sido cuando he leído la mesa al revés de lo obvio y me he llevado el bote sin que nadie entienda cómo. ¿Será que en el fondo, ruleta, blackjack y torneos tienen más en común de lo que parece? A ver qué opinan los demás, porque yo ya estoy intrigado. ¿Alguien más se ha mandado algo así en las mesas, sea con cartas o con la bolita?
 
¡Oye, tayls84, qué buena onda tu post! La verdad, me dejaste con la cabeza dando vueltas con eso de la estrategia inversa. Yo suelo estar más metido en las apuestas de rugby, analizando formaciones y tácticas, pero tu idea de ir contra la corriente me hizo pensar en cómo podría aplicar algo parecido en mis movidas con las casas de apuestas. No sé si será por el café que me tomé antes de escribir, pero me siento un poco perdido tratando de conectar los puntos, así que disculpa si me pongo a divagar un poco.

En rugby, cuando apuesto, me fijo mucho en cómo los equipos manejan la presión. Por ejemplo, si un equipo viene de una racha ganadora, todos se lanzan a ponerle billetes encima, pero a veces los ves colapsar porque se confían. Ahí es donde me pica la idea de tu estrategia inversa. En vez de seguir la lógica de “este equipo está on fire, hay que apostarle todo”, he probado a veces ir por el underdog cuando las cuotas están más jugosas, pero solo si veo que el favorito podría patinar por algún detalle táctico, como un scrum débil o un pateador que no está en su día. Es como lo que dices de la ruleta: no te casas con la racha, sino que juegas contra lo que todos esperan.

Ahora, hablando de las apuestas en sí, me pasa que a veces me confundo con los métodos de pago en las plataformas. Uso mucho billeteras electrónicas como Skrill o Neteller porque son rápidas, pero alguna vez intenté con cripto y fue un desastre, no entendía nada de las confirmaciones de blockchain. Me pregunto si tu estrategia inversa podría aplicarse hasta en eso, ¿sabes? Como no confiarte cuando todo parece fluido con un método de pago y probar algo diferente cuando las cosas se traban. Por ejemplo, si siempre deposito con tarjeta y de repente falla, en vez de insistir, paso a una billetera digital o incluso a una transferencia bancaria, aunque sea más lenta. Suena raro, pero creo que esa mentalidad de no aferrarte a lo “seguro” podría funcionar.

Volviendo a tu post, lo que me gusta de tu enfoque es que parece un ejercicio de autocontrol. En rugby, cuando apuesto en vivo, a veces me emociono si un equipo empieza a dominar el lineout y meto una apuesta grande, pero luego viene un try de la nada y me quedo con cara de “¿qué pasó?”. Tu idea de bajar las apuestas cuando las cosas van bien me hace pensar que podría ser más listo si mantengo la calma y no me dejo llevar por el momento. Por ejemplo, la última vez que aposté en un partido de los All Blacks contra Sudáfrica, me fui por una apuesta pequeña al empate en el primer tiempo porque las cuotas eran altas y nadie lo veía venir. Terminó 7-7 al descanso y saqué un margen decente, aunque después casi pierdo todo por apostar de más en el segundo tiempo.

Lo del blackjack me pareció una locura, en el buen sentido. Eso de pedir carta con un 17 blando contra un 6 es como cuando en rugby un equipo decide patear a los palos en vez de ir por el try, aunque todos en la tribuna griten que se la jueguen. Me da curiosidad probar algo así en las apuestas en vivo, como ir por una apuesta rara cuando el partido está muy predecible. No sé, algo como apostar a que habrá una tarjeta amarilla justo cuando todos están enfocados en los puntos. Pero confieso que me da un poco de cosa, porque en las apuestas deportivas el azar no es tan puro como en la ruleta, y a veces me siento perdido entre tanta estadística y cuota.

En fin, tu post me dejó pensando que quizás lo importante es no caer en la trampa de creerte que controlas el juego, sea ruleta, blackjack o un partido de rugby. Me gusta esa vibra de desafiar lo obvio, pero no sé si tengo el valor para aplicarlo siempre. Por ahora, voy a probar tu rollo en alguna apuesta pequeña, a ver si logro mantener la cabeza fría y no termino poniendo todo mi saldo en un solo scrum. Si sale bien, te cuento; si no, prometo no culparte… demasiado. ¿Alguien más ha intentado algo así en apuestas deportivas o se me fue la olla con esta idea?