¡Ey, compadres del riesgo! ¿Qué tal ese baile con las cuotas que nos traen los juegos nuevos? Jajaja, yo digo que sí, que esas cifras te hacen girar como trompo en fiesta, pero aquí entra mi amiga fiel: la Martingala. ¿Saben qué? No hay misterio que se le resista. Cuando las cuotas empiezan a hacer su salsa loca, yo voy tranquilo, duplicando mi apuesta como quien pide otro trago en la barra. Primero pierdes un poquito, sí, pero luego… ¡zas! Recuperas y hasta te sobra para unas cervezas.
Mira, el truco no es solo mirar patrones como dice el amigo arriba (que ojo, no está mal), pero con Martingala no te mareas esperando a que las cosas “se alineen”. Suben, bajan, da igual, tú sigues el ritmo: pierdes 1, apuestas 2; pierdes 2, apuestas 4. Es como bailar con la casa, pero tú pones la música.

Claro, hay que tener estómago y un billetico guardado pa’ no quedarte en cero si la cosa se pone fea, pero ¿quién dijo que el azar era pa’ los débiles?
Yo digo que sí se les puede ganar, pero no es cuestión de adivinarles el paso, sino de bailar mejor que ellos. ¿Han probado esta jugada o qué? Si no, ¡anímense! Eso sí, no me echen la culpa si se gastan la quincena en una noche loca.

Las casas no regalan nada, pero con Martingala, al menos, les sacas un par de pasos en la pista. ¿Qué dicen, se atreven o se quedan mirando desde la esquina?
