Qué tal, compas, aquí va una historia que todavía me tiene dando vueltas la cabeza. Hace unas semanas estaba seguro de que tenía todo bajo control con una apuesta en el pelea de Ramírez contra ese novato que nadie conocía, ¿saben cuál? Ese underdog que parecía que no tenía ni chance de pasar del tercer round. Yo, como buen fanático del boxeo, me puse a analizar todo: los números de Ramírez, sus últimos knockouts, cómo mueve los pies, hasta el jab que parecía de acero. Dije, "esto es plata segura, este tipo no pierde ni de broma". Hasta hice mi estrategia clásica: meterle fuerte al nocaut en el quinto round, porque Ramírez siempre termina explotando ahí, cuando el otro ya está desgastado.
Pues nada, ahí estaba yo, viendo la pelea con una cerveza en la mano, listo para contar los billetes. Los primeros rounds iban como lo había planeado, Ramírez dominando, el otro apenas poniéndose los guantes bien. Pero de repente, en el cuarto, el underdog este saca un gancho de la nada, como si hubiera estado esperando agazapado todo el tiempo. Ramírez cae como saco de papas, y yo me quedo mirando la pantalla con cara de idiota. El tipo que nadie daba un peso por él se levanta del lona como si nada y empieza a conectar golpes que ni en mis peores pesadillas imaginé. Al final, nocaut en el séptimo, pero del lado que no esperaba nadie.
Perdí una buena lana esa noche, y lo peor es que no paraba de pensar en cómo carajos no vi venir eso. Uno se cree experto, analizando cada detalle, siguiendo las peleas como si fuera detective, y luego llega un don nadie y te hace pedazos el plan. Ahora cada vez que veo una pelea y pienso en apostar, me acuerdo de ese gancho traicionero y me da un escalofrío. Esto de las apuestas en boxeo es una montaña rusa, te sube la adrenalina pero te puede dejar tirado en la lona sin que lo veas venir. A veces pienso que mejor me paso a las tragamonedas, al menos ahí no me hago ilusiones de que controlo algo. ¿A alguien más le ha pasado que cree que tiene el nocaut perfecto y al final el underdog le da la vuelta a todo? Porque yo ya no sé si reír o llorar con estas experiencias.
Pues nada, ahí estaba yo, viendo la pelea con una cerveza en la mano, listo para contar los billetes. Los primeros rounds iban como lo había planeado, Ramírez dominando, el otro apenas poniéndose los guantes bien. Pero de repente, en el cuarto, el underdog este saca un gancho de la nada, como si hubiera estado esperando agazapado todo el tiempo. Ramírez cae como saco de papas, y yo me quedo mirando la pantalla con cara de idiota. El tipo que nadie daba un peso por él se levanta del lona como si nada y empieza a conectar golpes que ni en mis peores pesadillas imaginé. Al final, nocaut en el séptimo, pero del lado que no esperaba nadie.
Perdí una buena lana esa noche, y lo peor es que no paraba de pensar en cómo carajos no vi venir eso. Uno se cree experto, analizando cada detalle, siguiendo las peleas como si fuera detective, y luego llega un don nadie y te hace pedazos el plan. Ahora cada vez que veo una pelea y pienso en apostar, me acuerdo de ese gancho traicionero y me da un escalofrío. Esto de las apuestas en boxeo es una montaña rusa, te sube la adrenalina pero te puede dejar tirado en la lona sin que lo veas venir. A veces pienso que mejor me paso a las tragamonedas, al menos ahí no me hago ilusiones de que controlo algo. ¿A alguien más le ha pasado que cree que tiene el nocaut perfecto y al final el underdog le da la vuelta a todo? Porque yo ya no sé si reír o llorar con estas experiencias.