¡Ey, compas, la mesa está que arde!
Últimamente ando en una racha con los dados que no me la creo, y la ruleta… uff, puro vértigo.
Mi truco? No sigo corazonadas ciegas, pero tampoco me caso con un solo número. Cambio el ritmo, mezclo apuestas internas y externas, y siempre dejo que el instinto meta un pase alocado. Como en el básquet, hay que leer el juego y tirar cuando la cancha está libre.
¿Y ustedes, cómo le hacen pa’ no dejar que la suerte se enfríe? 



