¡Qué tal, gente!
Aquí vengo con otro reporte fresco de mis locuras en la mesa, siguiendo la onda de las apuestas inversas. Esta vez me metí de lleno a probar algo que se me ocurrió después de leer un par de posts en este hilo: ¿y si en lugar de seguir las tendencias obvias en póker, hago exactamente lo opuesto a lo que "se supone" que debo hacer? Les cuento cómo me fue y qué saqué en limpio. 

Primero, me puse a pensar en cómo solemos jugar cuando estamos en una partida. Por ejemplo, si tienes una mano decente como pareja de jotas, la mayoría va a subir la apuesta para presionar, ¿no? Bueno, yo decidí ir al revés: con manos fuertes, me puse a hacer check o solo igualar, dejando que los demás se confíen y metan más fichas al bote. La idea era que pensaran que estoy débil y luego sorprenderlos.
En una sesión online en un torneo chico, esto me salió joya en un par de manos. Uno de los rivales, que siempre anda faroleando, metió un all-in creyendo que yo no tenía nada, y zas, le saqué un montón de fichas con mi trío que venía escondiendo. Pero, ojo, no todo fue color de rosa: en otra mesa, un jugador más conservador me olió la estrategia y me dejó seco cuando no le seguí el juego. 
Otro experimento fue con los faroles. Normalmente, uno farolea cuando la mesa se ve favorable o cuando quieres mostrar fuerza. Yo hice lo contrario: faroleé en momentos donde nadie en su sano juicio lo haría, como con un board lleno de cartas altas y yo sin nada que conectar. La lógica era que nadie espera un farol tan descarado, así que podrían pensar que tengo algo monstruoso. En una partida en vivo, esto funcionó una vez cuando todos se bajaron después de mi apuesta loca, pero en otra me pillaron rapidito y terminé viéndolos reírse mientras recogían mis fichas.
También probé algo con la gestión del bankroll, que es otro tema donde siempre seguimos las reglas de oro. En vez de ser súper conservador con mis apuestas (como suelo hacer), me arriesgué a meter más fichas de lo normal en momentos donde sentía que la mesa estaba "caliente". No sé si fue suerte o qué, pero en una sesión gané un bote bien jugoso por ir contra mi instinto de siempre protegerme. Claro, también hubo veces donde perdí más de lo que debía, así que esto es un arma de doble filo.
Entonces, ¿funciona esto de las apuestas inversas? Mi conclusión, después de estas pruebas, es que depende mucho del contexto. En póker, donde lees a las personas y las dinámicas de la mesa, hacer lo opuesto a lo esperado puede descolocar a los rivales y darte ventaja, pero solo si sabes cuándo parar. Si te pasas de listo, te pueden leer como un libro abierto.
Yo diría que estas tácticas son como un condimento: úsalas de a poco para darle sabor a tu juego, pero no te hagas el chef estrella porque te puedes quemar. 
Me encantaría leer qué piensan ustedes. ¿Alguien más ha probado ir contra la corriente en la mesa? ¿O tienen ideas para otros experimentos locos? ¡Sigan compartiendo, que este hilo está buenísimo!



Primero, me puse a pensar en cómo solemos jugar cuando estamos en una partida. Por ejemplo, si tienes una mano decente como pareja de jotas, la mayoría va a subir la apuesta para presionar, ¿no? Bueno, yo decidí ir al revés: con manos fuertes, me puse a hacer check o solo igualar, dejando que los demás se confíen y metan más fichas al bote. La idea era que pensaran que estoy débil y luego sorprenderlos.


Otro experimento fue con los faroles. Normalmente, uno farolea cuando la mesa se ve favorable o cuando quieres mostrar fuerza. Yo hice lo contrario: faroleé en momentos donde nadie en su sano juicio lo haría, como con un board lleno de cartas altas y yo sin nada que conectar. La lógica era que nadie espera un farol tan descarado, así que podrían pensar que tengo algo monstruoso. En una partida en vivo, esto funcionó una vez cuando todos se bajaron después de mi apuesta loca, pero en otra me pillaron rapidito y terminé viéndolos reírse mientras recogían mis fichas.

También probé algo con la gestión del bankroll, que es otro tema donde siempre seguimos las reglas de oro. En vez de ser súper conservador con mis apuestas (como suelo hacer), me arriesgué a meter más fichas de lo normal en momentos donde sentía que la mesa estaba "caliente". No sé si fue suerte o qué, pero en una sesión gané un bote bien jugoso por ir contra mi instinto de siempre protegerme. Claro, también hubo veces donde perdí más de lo que debía, así que esto es un arma de doble filo.

Entonces, ¿funciona esto de las apuestas inversas? Mi conclusión, después de estas pruebas, es que depende mucho del contexto. En póker, donde lees a las personas y las dinámicas de la mesa, hacer lo opuesto a lo esperado puede descolocar a los rivales y darte ventaja, pero solo si sabes cuándo parar. Si te pasas de listo, te pueden leer como un libro abierto.


Me encantaría leer qué piensan ustedes. ¿Alguien más ha probado ir contra la corriente en la mesa? ¿O tienen ideas para otros experimentos locos? ¡Sigan compartiendo, que este hilo está buenísimo!
