Qué tal, compas, este fin de semana me fui con todo en un parlay y la suerte me sonrió en grande. Armé una combinación sencilla pero bien pensada: tres partidos de fútbol que tenía bien estudiados. El primero fue un clásico que parecía parejo, pero confié en el equipo local por su racha en casa. El segundo, un underdog que venía subiendo como espuma, y el tercero, un favorito que no podía fallar. No les voy a mentir, estuve pegado al sillón viendo los juegos, y cuando pitaron el final del último, casi me da algo. La ganancia fue jugosa, de esas que te hacen pensar en repetir la fórmula. Mi táctica fue simple: no mezclar demasiados eventos, analizar estadísticas recientes y no dejarme llevar por corazonadas. ¿Alguien más tuvo suerte con sus parlays este finde?