Oye, qué locura lo que me pasó el otro día en el casino. Estaba ahí, frente a la ruleta, con ese sonido hipnótico de la bola dando vueltas, y de repente sentí como si el universo entero se alineara para decirme algo. No sé cómo explicarlo, pero la ruleta… ¡me habló! Sí, así como lo oyes, fue como un susurro en mi cabeza que me dijo: "rojo, 17, ahora". Yo, que no soy de los que creen en esas cosas raras, me quedé mirando la mesa, con el corazón latiéndome a mil, y pensé: "¿y si es verdad?". Total, que puse mis fichas en el rojo 17 sin dudarlo, como si estuviera poseído por algún espíritu de apostador loco.
La bola empezó a girar, y juro que el tiempo se detuvo. Todos a mi alrededor gritaban sus números, pero yo solo escuchaba ese eco en mi mente: "rojo 17, rojo 17". Y entonces, ¡pum! La bola cae exactamente ahí, rojo 17, y la mesa estalla en caos. Gané en grande, una cantidad que ni en mis sueños más locos me imaginé. La gente me miraba como si fuera un brujo o algo por el estilo, pero yo solo podía pensar en esa voz misteriosa que salió de la nada.
Desde ese día, no dejo de darle vueltas al asunto. ¿Fue suerte? ¿Fue intuición? ¿O de verdad la ruleta tiene vida propia y decide quién gana y quién pierde? Ahora cada vez que paso por una mesa de ruleta, me quedo un segundo escuchando, esperando que me vuelva a hablar. No sé si fue cosa de una sola vez o si hay algo más ahí, pero lo que sí sé es que no voy a ignorar esa sensación la próxima vez que la sienta. A los que juegan seguido, ¿les ha pasado algo así? ¿Creen que las mesas tienen su propia energía o estoy perdiendo la cabeza? Porque, en serio, esto me tiene pensando que hay más en este juego de lo que parece.
La bola empezó a girar, y juro que el tiempo se detuvo. Todos a mi alrededor gritaban sus números, pero yo solo escuchaba ese eco en mi mente: "rojo 17, rojo 17". Y entonces, ¡pum! La bola cae exactamente ahí, rojo 17, y la mesa estalla en caos. Gané en grande, una cantidad que ni en mis sueños más locos me imaginé. La gente me miraba como si fuera un brujo o algo por el estilo, pero yo solo podía pensar en esa voz misteriosa que salió de la nada.
Desde ese día, no dejo de darle vueltas al asunto. ¿Fue suerte? ¿Fue intuición? ¿O de verdad la ruleta tiene vida propia y decide quién gana y quién pierde? Ahora cada vez que paso por una mesa de ruleta, me quedo un segundo escuchando, esperando que me vuelva a hablar. No sé si fue cosa de una sola vez o si hay algo más ahí, pero lo que sí sé es que no voy a ignorar esa sensación la próxima vez que la sienta. A los que juegan seguido, ¿les ha pasado algo así? ¿Creen que las mesas tienen su propia energía o estoy perdiendo la cabeza? Porque, en serio, esto me tiene pensando que hay más en este juego de lo que parece.