La vez que perdí todo apostando por mi selección en el Mundial

MatheusBFC

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17 Mar 2025
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Qué tal, compas, aquí va mi historia. Era el Mundial de 2018, y yo estaba convencido de que mi selección iba a llegar lejos. México siempre me ha llenado de orgullo en estas competencias, y después de ese partido contra Alemania, ¿cómo no iba a apostar todo? Sentí que era el momento, que el destino estaba de nuestro lado. Puse cada peso que tenía ahorrado en el siguiente partido, contra Brasil. La cuota era alta, pero mi fe era más grande.
El día del partido estaba nervioso, pero también emocionado. Me junté con mis amigos en la casa, cervezas en mano, gritando cada vez que el balón se acercaba al área. Pero poco a poco, se fue apagando esa esperanza. Neymar y compañía nos fueron desarmando, y ese gol de Firmino en el segundo tiempo fue como un puñal. Cuando pitaron el final, no solo perdimos el partido, sino que yo perdí todo. Los ahorros de meses se esfumaron en una apuesta que, viéndolo ahora, fue más corazón que cabeza.
No voy a mentir, me dolió. Pasé días dándole vueltas, pensando en qué hubiera pasado si no me hubiera dejado llevar por la emoción del momento. Mi vieja me dijo que aprendiera la lección, y creo que tiene razón, pero no sé si alguna vez voy a dejar de apostar por mi Tri en un Mundial. Es como una maldición: sabes que te puede romper el alma, pero igual lo intentas. Alguien más ha pasado por esto? Porque yo sigo aquí, esperando Qatar 2026 con la misma ilusión, aunque con el bolsillo más vacío.
 
Qué tal, compas, aquí va mi historia. Era el Mundial de 2018, y yo estaba convencido de que mi selección iba a llegar lejos. México siempre me ha llenado de orgullo en estas competencias, y después de ese partido contra Alemania, ¿cómo no iba a apostar todo? Sentí que era el momento, que el destino estaba de nuestro lado. Puse cada peso que tenía ahorrado en el siguiente partido, contra Brasil. La cuota era alta, pero mi fe era más grande.
El día del partido estaba nervioso, pero también emocionado. Me junté con mis amigos en la casa, cervezas en mano, gritando cada vez que el balón se acercaba al área. Pero poco a poco, se fue apagando esa esperanza. Neymar y compañía nos fueron desarmando, y ese gol de Firmino en el segundo tiempo fue como un puñal. Cuando pitaron el final, no solo perdimos el partido, sino que yo perdí todo. Los ahorros de meses se esfumaron en una apuesta que, viéndolo ahora, fue más corazón que cabeza.
No voy a mentir, me dolió. Pasé días dándole vueltas, pensando en qué hubiera pasado si no me hubiera dejado llevar por la emoción del momento. Mi vieja me dijo que aprendiera la lección, y creo que tiene razón, pero no sé si alguna vez voy a dejar de apostar por mi Tri en un Mundial. Es como una maldición: sabes que te puede romper el alma, pero igual lo intentas. Alguien más ha pasado por esto? Porque yo sigo aquí, esperando Qatar 2026 con la misma ilusión, aunque con el bolsillo más vacío.