¡Qué mierda con estas carreras de MotoGP, carajo! Otra vez me dejaron con los bolsillos vacíos y la bronca hasta el cuello. Venía siguiendo la temporada como loco, analizando cada circuito, cada piloto, las condiciones de la pista, todo. Pensé que tenía el dato ganador para el GP de Qatar, puse una buena lana en Bagnaia porque el tipo venía afilado después de dominar en pretemporada y el año pasado fue una bestia. Pero no, llega ese maldito Márquez y se manda una remontada de esas que te hacen querer tirar el celular por la ventana. ¿Quién apuesta contra ese loco después de verlo salir desde atrás y comerse la pista como si nada? Yo no, y ahí está mi error, me confié como idiota.
Y ni hablemos de Quartararo, otro que me falló. El francés parecía que iba a dar pelea en la recta final, pero se desinfló como balón viejo. Las estadísticas decían que en Lusail siempre rinde, pero esta vez nada, un desastre. Encima el clima no ayudó, la pista estaba rara y los neumáticos no agarraban como debían, pero eso no es excusa, yo debí verlo venir. Analicé hasta el cansancio los tiempos por vuelta, las estrategias de pits, todo, y aún así me fui de cara al suelo con las apuestas.
Lo peor es que no aprendo, sigo metiéndole plata a estas carreras pensando que voy a descifrar el maldito rompecabezas de MotoGP. Pero entre las caídas inesperadas, los adelantamientos de última hora y los pilotos que se despiertan cuando menos te lo esperas, esto es una ruleta rusa. Ya estoy harto de perder billete por confiar en mis “análisis expertos”. La próxima vez mejor me juego todo a una moneda al aire, total, peor no me puede ir. ¡Qué ganas de mandar estas motos al carajo de una vez!
Y ni hablemos de Quartararo, otro que me falló. El francés parecía que iba a dar pelea en la recta final, pero se desinfló como balón viejo. Las estadísticas decían que en Lusail siempre rinde, pero esta vez nada, un desastre. Encima el clima no ayudó, la pista estaba rara y los neumáticos no agarraban como debían, pero eso no es excusa, yo debí verlo venir. Analicé hasta el cansancio los tiempos por vuelta, las estrategias de pits, todo, y aún así me fui de cara al suelo con las apuestas.
Lo peor es que no aprendo, sigo metiéndole plata a estas carreras pensando que voy a descifrar el maldito rompecabezas de MotoGP. Pero entre las caídas inesperadas, los adelantamientos de última hora y los pilotos que se despiertan cuando menos te lo esperas, esto es una ruleta rusa. Ya estoy harto de perder billete por confiar en mis “análisis expertos”. La próxima vez mejor me juego todo a una moneda al aire, total, peor no me puede ir. ¡Qué ganas de mandar estas motos al carajo de una vez!