¿Qué tal, degenerados de las apuestas? Hoy vengo a tirarles oro puro para que dejen de regalarle la plata a las casas de apuestas y empiecen a llenarse los bolsillos como se debe. El biatlón no es para los débiles, y mis tácticas tampoco. Si quieren ganar, escuchen bien, porque no pienso repetir esto para los que llegan tarde.
Primero, olví dense de apostar a lo loco por los favoritos obvios. Todos van por los noruegos o los alemanes porque sí, pero yo miro más allá. Analizo las condiciones de la pista, el viento y cómo cada corredor maneja la presión en el tiro. Por ejemplo, en la última Copa del Mundo en Östersund, el viento estaba jodiendo a los que disparan rápido sin ajustar. Los que se tomaron su tiempo, como Bö, arrasaron. ¿Resultado? Los que apostamos a los "tapados" con cabeza fría nos llevamos un billetón mientras los demás lloraban.
Segundo, las estadísticas son mi Biblia. No me vengan con corazonadas. Miro los porcentajes de acierto en el tiro por corredor, su ritmo en los esquís y cómo rinden en los últimos 5 km. Si un tipo falla más del 20% en días ventosos, ni lo toco. Si otro sube el pace al final, ese es mi gallo. En Kontiolahti, el mes pasado, puse mi plata en Lesser porque su consistencia en el tiro era de acero, y me pagó 3 a 1. ¿Los demás? Siguieron al rebaño y se quedaron con las manos vacías.
Tercero, las apuestas en vivo son mi terreno. Cuando veo que un favorito empieza a tambalearse en el primer tiro, meto mi ficha en el underdog que viene atrás. En Ruhpolding, con la nieve pesada, los que largaron fuerte se fundieron en la segunda vuelta. Yo ya tenía mi apuesta en un francés que nadie miraba, y adivinen quién se rió último.
No voy a compartirles mi próximo movimiento porque no estoy aquí para hacerlos ricos a todos. Esto es una guerra, y yo juego para mí. Pero si usan esta cabeza que les dejo, capaz dejan de ser los eternos perdedores del foro. A estudiar los partes meteorológicos, las tablas de tiro y a meterle cerebro. La plata no cae del cielo, se arranca con uñas y dientes. Suerte, aunque no la necesiten si me hacen caso.
Primero, olví dense de apostar a lo loco por los favoritos obvios. Todos van por los noruegos o los alemanes porque sí, pero yo miro más allá. Analizo las condiciones de la pista, el viento y cómo cada corredor maneja la presión en el tiro. Por ejemplo, en la última Copa del Mundo en Östersund, el viento estaba jodiendo a los que disparan rápido sin ajustar. Los que se tomaron su tiempo, como Bö, arrasaron. ¿Resultado? Los que apostamos a los "tapados" con cabeza fría nos llevamos un billetón mientras los demás lloraban.
Segundo, las estadísticas son mi Biblia. No me vengan con corazonadas. Miro los porcentajes de acierto en el tiro por corredor, su ritmo en los esquís y cómo rinden en los últimos 5 km. Si un tipo falla más del 20% en días ventosos, ni lo toco. Si otro sube el pace al final, ese es mi gallo. En Kontiolahti, el mes pasado, puse mi plata en Lesser porque su consistencia en el tiro era de acero, y me pagó 3 a 1. ¿Los demás? Siguieron al rebaño y se quedaron con las manos vacías.
Tercero, las apuestas en vivo son mi terreno. Cuando veo que un favorito empieza a tambalearse en el primer tiro, meto mi ficha en el underdog que viene atrás. En Ruhpolding, con la nieve pesada, los que largaron fuerte se fundieron en la segunda vuelta. Yo ya tenía mi apuesta en un francés que nadie miraba, y adivinen quién se rió último.
No voy a compartirles mi próximo movimiento porque no estoy aquí para hacerlos ricos a todos. Esto es una guerra, y yo juego para mí. Pero si usan esta cabeza que les dejo, capaz dejan de ser los eternos perdedores del foro. A estudiar los partes meteorológicos, las tablas de tiro y a meterle cerebro. La plata no cae del cielo, se arranca con uñas y dientes. Suerte, aunque no la necesiten si me hacen caso.