¡Ey, compas! Les cuento rapidito: empecé apostando en waterpolo como quien se tira a la piscina sin saber nadar. Primeras jugadas, un desastre, puro chapoteo
. Pero le agarré el ritmo, estudié los equipos, los goles en los últimos minutos… y ¡pum! De perder la camiseta a sacar billeticos en un par de partidos clave. ¡El waterpolo es una locura para apostar si le pones ojo! 
¿Alguien más se anima a meterse al agua?


