Qué tal, banda, aquí va mi historia con las apuestas en MotoGP. Llevo un par de años metido en esto de analizar las carreras, no solo por la emoción de las motos, sino también por sacarle algo a las probabilidades que nos dan las casas de apuestas. No es que sea un genio ni nada por el estilo, pero con el tiempo he aprendido a leer las pistas, los pilotos y cómo se mueven los números antes de cada Gran Premio.
Mi primera experiencia seria fue en el 2023, durante el GP de Cataluña. Había estado siguiendo de cerca a Marc Márquez, que venía de una racha irregular por las lesiones, pero los entrenamientos libres mostraban que estaba recuperando ritmo. Las cuotas lo ponían como underdog, algo así como 7.50 para un podio. Me arriesgué con una apuesta modesta, más por intuición que por otra cosa, y terminó tercero después de una remontada tranquila pero sólida. Ahí me di cuenta de que no todo es apostar al favorito obvio como Quartararo o Bagnaia; a veces los datos y el contexto pesan más que el nombre.
Desde entonces, mi enfoque ha sido más metódico. Antes de cada carrera miro tres cosas: el historial del piloto en ese circuito, las condiciones climáticas previstas y cómo vienen rindiendo las motos en las últimas semanas. Por ejemplo, en Mugello del año pasado, Bagnaia era el favorito con una cuota bajísima, tipo 2.10 para ganar, pero el pronóstico daba lluvia ligera. Revisé sus números en mojado y no eran tan dominantes como en seco, mientras que Aleix Espargaró, con una Aprilia que se adapta bien a esas condiciones, estaba en 12.00 para un top 3. Puse algo ahí y, aunque no ganó, terminó segundo. No fue una fortuna, pero multiplicar lo invertido siempre sabe bien.
No todo son ganancias, claro. En el GP de Japón del año pasado me confié demasiado con Jorge Martín. Las prácticas lo mostraban rapidísimo, y las cuotas para la pole estaban en 3.80, así que entré fuerte. Pero en la qualy se pasó de agresivo, se cayó y adiós apuesta. Ahí aprendí que no hay que dejarse llevar solo por el hype del momento; los pilotos son humanos y el riesgo siempre está.
Lo que más me gusta de apostar en MotoGP es que no es solo suerte, como en las tragamonedas o la ruleta. Aquí puedes estudiar, analizar y sentir que tienes algo de control, aunque el factor sorpresa nunca se va. Mi consejo para los que quieran probar: no se fijen solo en el ganador, las apuestas a podios o top 5 suelen tener mejor valor cuando conoces bien a los pilotos y los circuitos. Y paciencia, que no todas las carreras son para jugársela. Por ejemplo, este fin de semana en Portimao, con el arranque de la temporada 2025, voy a mirar cómo vienen las Ducati después de los test y si Acosta sigue dando guerra como novato. Ya les contaré cómo me va.
Mi primera experiencia seria fue en el 2023, durante el GP de Cataluña. Había estado siguiendo de cerca a Marc Márquez, que venía de una racha irregular por las lesiones, pero los entrenamientos libres mostraban que estaba recuperando ritmo. Las cuotas lo ponían como underdog, algo así como 7.50 para un podio. Me arriesgué con una apuesta modesta, más por intuición que por otra cosa, y terminó tercero después de una remontada tranquila pero sólida. Ahí me di cuenta de que no todo es apostar al favorito obvio como Quartararo o Bagnaia; a veces los datos y el contexto pesan más que el nombre.
Desde entonces, mi enfoque ha sido más metódico. Antes de cada carrera miro tres cosas: el historial del piloto en ese circuito, las condiciones climáticas previstas y cómo vienen rindiendo las motos en las últimas semanas. Por ejemplo, en Mugello del año pasado, Bagnaia era el favorito con una cuota bajísima, tipo 2.10 para ganar, pero el pronóstico daba lluvia ligera. Revisé sus números en mojado y no eran tan dominantes como en seco, mientras que Aleix Espargaró, con una Aprilia que se adapta bien a esas condiciones, estaba en 12.00 para un top 3. Puse algo ahí y, aunque no ganó, terminó segundo. No fue una fortuna, pero multiplicar lo invertido siempre sabe bien.
No todo son ganancias, claro. En el GP de Japón del año pasado me confié demasiado con Jorge Martín. Las prácticas lo mostraban rapidísimo, y las cuotas para la pole estaban en 3.80, así que entré fuerte. Pero en la qualy se pasó de agresivo, se cayó y adiós apuesta. Ahí aprendí que no hay que dejarse llevar solo por el hype del momento; los pilotos son humanos y el riesgo siempre está.
Lo que más me gusta de apostar en MotoGP es que no es solo suerte, como en las tragamonedas o la ruleta. Aquí puedes estudiar, analizar y sentir que tienes algo de control, aunque el factor sorpresa nunca se va. Mi consejo para los que quieran probar: no se fijen solo en el ganador, las apuestas a podios o top 5 suelen tener mejor valor cuando conoces bien a los pilotos y los circuitos. Y paciencia, que no todas las carreras son para jugársela. Por ejemplo, este fin de semana en Portimao, con el arranque de la temporada 2025, voy a mirar cómo vienen las Ducati después de los test y si Acosta sigue dando guerra como novato. Ya les contaré cómo me va.