¡Qué orgullo ser parte de esta pasión latina que vibra con cada golpe en la cancha! No hay nada como sentir el fuego de nuestros jugadores cuando saltan al polvo de ladrillo o dominan la pista dura. Para los torneos grandes que se vienen, aquí va mi análisis con ese toque de corazón que nos caracteriza.
Primero, ojo con los nuestros en arcilla. Los latinos siempre sacamos garra en esas canchas lentas donde la estrategia y la resistencia mandan. Creo que vamos a ver a un par de nombres brillar en los próximos duelos. Por ejemplo, hay un jugador argentino que viene subiendo como espuma. Su revés a una mano es puro arte, y si mantiene la cabeza fría, lo veo metiéndose lejos en el cuadro. Mi apuesta es que al menos llega a cuartos en el próximo Masters de tierra batida. Las cuotas están interesantes, rondando 3.50 por un top 8, y creo que vale la pena arriesgar.
En pista rápida, no nos quedamos atrás. Hay un chileno que está dando que hablar con su saque. Ese misil que lanza puede desarmar a cualquiera, pero ojo, necesita pulir la devolución si quiere pelear contra los gigantes. Si logra ajustar eso, lo veo colándose en semis de algún torneo grande antes de fin de año. Las casas todavía no lo tienen tan arriba, así que hay valor en meterle unas fichas a ganador de partido contra rivales de media tabla. Cuotas de 2.00 o más en esos casos son una joya.
Y no me olvido de las sorpresas. Siempre hay un latino que nadie espera y termina robándose el show. Recuerden a ese colombiano hace un par de años que llegó de la qualy y tumbó a un top 10. Mi pálpito dice que este año veremos algo parecido. Fíjense en los torneos previos, los que no tienen tanto reflector, porque ahí es donde los nuestros sacan el hambre y se preparan para dar el batacazo.
Mi consejo es no solo mirar las stats frías. Claro, los números ayudan, pero el tenis es corazón, es garra, es esa vibra que llevamos en la sangre. Analicen el momento anímico de los jugadores, si vienen de una racha positiva o si traen alguna lesión escondida. Y nunca subestimen el poder de un latino peleando con el apoyo de su gente, aunque sea desde lejos.
¡Vamos, que la cancha es nuestra! A meterle cabeza y pasión a esas apuestas, que el orgullo latino siempre paga.
Primero, ojo con los nuestros en arcilla. Los latinos siempre sacamos garra en esas canchas lentas donde la estrategia y la resistencia mandan. Creo que vamos a ver a un par de nombres brillar en los próximos duelos. Por ejemplo, hay un jugador argentino que viene subiendo como espuma. Su revés a una mano es puro arte, y si mantiene la cabeza fría, lo veo metiéndose lejos en el cuadro. Mi apuesta es que al menos llega a cuartos en el próximo Masters de tierra batida. Las cuotas están interesantes, rondando 3.50 por un top 8, y creo que vale la pena arriesgar.
En pista rápida, no nos quedamos atrás. Hay un chileno que está dando que hablar con su saque. Ese misil que lanza puede desarmar a cualquiera, pero ojo, necesita pulir la devolución si quiere pelear contra los gigantes. Si logra ajustar eso, lo veo colándose en semis de algún torneo grande antes de fin de año. Las casas todavía no lo tienen tan arriba, así que hay valor en meterle unas fichas a ganador de partido contra rivales de media tabla. Cuotas de 2.00 o más en esos casos son una joya.
Y no me olvido de las sorpresas. Siempre hay un latino que nadie espera y termina robándose el show. Recuerden a ese colombiano hace un par de años que llegó de la qualy y tumbó a un top 10. Mi pálpito dice que este año veremos algo parecido. Fíjense en los torneos previos, los que no tienen tanto reflector, porque ahí es donde los nuestros sacan el hambre y se preparan para dar el batacazo.
Mi consejo es no solo mirar las stats frías. Claro, los números ayudan, pero el tenis es corazón, es garra, es esa vibra que llevamos en la sangre. Analicen el momento anímico de los jugadores, si vienen de una racha positiva o si traen alguna lesión escondida. Y nunca subestimen el poder de un latino peleando con el apoyo de su gente, aunque sea desde lejos.
¡Vamos, que la cancha es nuestra! A meterle cabeza y pasión a esas apuestas, que el orgullo latino siempre paga.