Qué jornada tan desastrosa tuvimos otra vez en las ligas europeas, ¿no? Uno piensa que ya tiene el ritmo, que las cosas van a salir bien, pero nada, el baloncesto europeo siempre encuentra la manera de darnos un golpe duro. Vamos a desglosar un poco qué pasó esta vez, porque si no aprendemos de esto, vamos a seguir tirando el dinero.
Empecemos con la Euroliga. El partido del Olympiacos contra el Barcelona parecía una apuesta segura por el under en puntos. Olympiacos venía jugando una defensa sólida toda la temporada, y el Barça no estaba en su mejor momento ofensivo. ¿Resultado? Un festival de triples en el último cuarto que nadie vio venir. Creo que subestimamos cómo el factor casa pesa en estos juegos, y el público griego empujó a su equipo a un nivel que no reflejaban las estadísticas. Ahí fallamos en leer el contexto más allá de los números.
Luego, en la Liga ACB, el Madrid contra Baskonia. Todos dábamos por hecho que el Madrid iba a controlar el ritmo y sacar una victoria cómoda. Pero Baskonia salió con una intensidad que no les habíamos visto en semanas. ¿Qué pasó con nuestro análisis? Nos confiamos demasiado en las tendencias recientes del Madrid y no le dimos suficiente peso a la capacidad de Baskonia de sorprender cuando menos lo esperas. Esos ajustes tácticos de última hora nos mataron.
Y ni hablemos de la LNB francesa. El Monaco contra el ASVEL pintaba para ser un partido cerrado, pero el colapso defensivo del ASVEL en la segunda mitad fue algo que no estaba en el radar. Revisé las alineaciones, las estadísticas de los últimos cinco juegos, y nada indicaba esa debacle. Tal vez el error estuvo en no considerar el cansancio acumulado de los jugadores tras una semana apretada de partidos.
Esto me tiene pensando que a veces nos enfocamos demasiado en los datos fríos y dejamos de lado cosas intangibles como el estado anímico de los equipos o las rotaciones raras que hacen los entrenadores en estas fechas. El baloncesto europeo es impredecible, sí, pero creo que también nos está faltando ajustar mejor el ojo a estos detalles que no salen en las tablas. ¿Qué opinan ustedes? Porque yo ya no sé si culpar a la mala suerte o a nuestra propia lectura de los partidos. Lo que sí sé es que esta jornada nos dejó con los bolsillos vacíos y muchas preguntas.
Empecemos con la Euroliga. El partido del Olympiacos contra el Barcelona parecía una apuesta segura por el under en puntos. Olympiacos venía jugando una defensa sólida toda la temporada, y el Barça no estaba en su mejor momento ofensivo. ¿Resultado? Un festival de triples en el último cuarto que nadie vio venir. Creo que subestimamos cómo el factor casa pesa en estos juegos, y el público griego empujó a su equipo a un nivel que no reflejaban las estadísticas. Ahí fallamos en leer el contexto más allá de los números.
Luego, en la Liga ACB, el Madrid contra Baskonia. Todos dábamos por hecho que el Madrid iba a controlar el ritmo y sacar una victoria cómoda. Pero Baskonia salió con una intensidad que no les habíamos visto en semanas. ¿Qué pasó con nuestro análisis? Nos confiamos demasiado en las tendencias recientes del Madrid y no le dimos suficiente peso a la capacidad de Baskonia de sorprender cuando menos lo esperas. Esos ajustes tácticos de última hora nos mataron.
Y ni hablemos de la LNB francesa. El Monaco contra el ASVEL pintaba para ser un partido cerrado, pero el colapso defensivo del ASVEL en la segunda mitad fue algo que no estaba en el radar. Revisé las alineaciones, las estadísticas de los últimos cinco juegos, y nada indicaba esa debacle. Tal vez el error estuvo en no considerar el cansancio acumulado de los jugadores tras una semana apretada de partidos.
Esto me tiene pensando que a veces nos enfocamos demasiado en los datos fríos y dejamos de lado cosas intangibles como el estado anímico de los equipos o las rotaciones raras que hacen los entrenadores en estas fechas. El baloncesto europeo es impredecible, sí, pero creo que también nos está faltando ajustar mejor el ojo a estos detalles que no salen en las tablas. ¿Qué opinan ustedes? Porque yo ya no sé si culpar a la mala suerte o a nuestra propia lectura de los partidos. Lo que sí sé es que esta jornada nos dejó con los bolsillos vacíos y muchas preguntas.