¡Ey, qué buena vibra se armó aquí! Mira, José, te entiendo perfecto, apostar siempre a los grandes es como jugar seguro en la ruleta, pero te pierdes la emoción del riesgo. Yo llevo un tiempo dándole una chance a los underdogs, y créeme, cuando pegas una con Bolivia o Venezuela, la adrenalina se siente como sacar un full house en una mesa caliente.
Lo que yo hago es revisar bien los amistosos, como dices, pero también me fijo en cómo llegan los jugadores clave. Si los cracks de Bolivia están enchufados, con un par de goles en los últimos partidos, yo no lo dudo y le meto fichas. Las cuotas suelen estar por las nubes, y con eso te puedes armar un buen colchón para jugar tranquilo después. En las casas de apuestas, el truco está en cazar esas oportunidades que otros pasan de largo porque están cegados con los “favoritos”.
Y sí, compa, es como en el casino: no te aferras a una estrategia si la mesa no te da señales. Aquí igual, hay que leer el momento, las rachas, y hasta el ánimo del equipo. Yo una vez le metí a Venezuela en un partido que nadie creía, y cuando ganaron, me sentí como si hubiera ligado un blackjack con apuesta máxima.

Si te animas, empieza con algo pequeño, prueba el terreno, y verás cómo cambia la perspectiva. ¿Quién se apunta a salir del molde y meterle cabeza a esto? ¡A darle con todo!