Qué tal, banda, aquí soltando mi secreto pa’ que tiemblen los que se creen muy vivos apostando hasta el final. Yo no juego a lo tonto, ¿pa’ qué seguir arriesgando si ya gané lo mío? El cash-out es mi arma, y la uso como maestro. Ayer nomás, partido empatado, mi apuesta en verde, y zas, cash-out en el minuto 80. Los demás llorando cuando cayó el gol en el descuento, y yo ya con la plata en el bolsillo. ¿Quieren seguir sudando? Siganle, pero yo no pierdo lo que ya aseguré. Esto no es pa’ cardíacos ni pa’ los que se la juegan por orgullo. Aprendan, que el casino no regala nada, y menos si no sabes cuándo parar.