Ey, qué tal, perdón por no soltar esto antes, ¿no les pasa que cada vez que hay un sorteo la cabeza se te va volando a mil sueños locos? Digo, uno empieza a imaginar qué haría con esa plata: un viaje a Las Vegas, unas noches en un casino de lujo con luces por todos lados, o hasta montarte tu propia mesa de póker en casa con los compas.
Es como si los sorteos tuvieran ese poder de hacerte sentir que estás a un numerito de cambiarlo todo, ¿no?
Yo sé que esto no es un casino propiamente dicho, pero esa vibra de jugártelo todo y esperar el golpe de suerte me tiene enganchado. A veces me pongo a pensar si los que organizan estos sorteos saben bien cómo ponernos a soñar despiertos. Me pasó con el último, que por poco me creo que ya estaba brindando con champaña en un yate.
¿A ustedes qué les ha hecho imaginar un buen premio? Perdón otra vez por no haberlo contado antes, pero es que me tiene atrapado esa sensación de "y si esta vez sí". ¡Cuéntenme sus locuras, que seguro no soy el único! 

Yo sé que esto no es un casino propiamente dicho, pero esa vibra de jugártelo todo y esperar el golpe de suerte me tiene enganchado. A veces me pongo a pensar si los que organizan estos sorteos saben bien cómo ponernos a soñar despiertos. Me pasó con el último, que por poco me creo que ya estaba brindando con champaña en un yate.

