¿Vale la pena apostar al vuelo efímero de un skate en el aire?

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17 Mar 2025
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A veces me pregunto si hay algo más efímero que un skate volando por el aire. Ese instante en que el rider se desprende del suelo, desafía la gravedad y por unos segundos parece tocar lo eterno, solo para volver a caer. Y nosotros, desde abajo, con el corazón en la mano, apostando a que ese vuelo será perfecto, que el truco saldrá limpio, que el aterrizaje no será un desastre. ¿Vale la pena poner nuestras fichas en algo tan fugaz?
Yo llevo años siguiendo los campeonatos de skate, desde los circuitos callejeros hasta las grandes citas europeas. No soy de los que apuesta a lo loco, no. Me gusta analizar. Miro las condiciones del spot, el viento, el estilo del rider. ¿Es un día para un heelflip sólido o para un 360 que deje a todos boquiabiertos? Hay tipos como Tiago Lemos que te hacen creer que el riesgo siempre paga, pero luego ves a un novato estrellarse y te preguntas si no estamos todos un poco locos por confiar en algo tan impredecible.
La última vez que aposté fue en una competencia en Barcelona. El ambiente estaba eléctrico, el sol pegaba fuerte y el asfalto parecía derretirse bajo las tablas. Puse mi dinero en un underdog, un chaval francés que había visto entrenar en videos de YouTube. Su técnica era cruda, pero tenía hambre. Y cuando despegó con un tre flip que parecía suspendido en el tiempo, supe que había valido la pena. Gané algo de plata, sí, pero más que eso, sentí que había capturado un pedacito de esa magia que solo el skate te da.
Pero no todo es gloria. He perdido más de lo que me gusta admitir. Recuerdo una final en Lisboa, hace un par de años. El favorito era un portugués que dominaba las rampas como si fueran su patio trasero. Todo apuntaba a que arrasaría. Analicé cada detalle: su consistencia, su historial, hasta el grip de su tabla. Y aun así, falló. Un mal giro, un tropiezo en el aterrizaje, y adiós a mis ahorros. Ahí entendí que apostar al skate es como intentar agarrar el viento con las manos: puedes sentirlo, pero nunca lo tienes del todo.
Entonces, ¿vale la pena? No sé si tengo la respuesta. Hay días en que pienso que sí, que ese subidón de ver un truco imposible hacerse realidad mientras tu apuesta se multiplica es lo más cerca que estaré de volar yo mismo. Otros días, cuando el rider cae y el dinero se esfuma, me siento como un tonto mirando al cielo, esperando que algo imposible dure para siempre. Quizás sea eso lo que nos mantiene volviendo: la idea de que, aunque sea por un segundo, podemos apostar a lo eterno en algo tan frágil como un skate en el aire. ¿Y tú, qué piensas? ¿Arriesgarías tus fichas por un vuelo que no puedes controlar?
 
¿Qué tal, compa? Mira, yo vengo del mundo del drift, donde los autos bailan en las curvas y el humo es rey, así que entiendo eso de apostar a algo que parece imposible de controlar. El skate tiene esa misma vibra: un segundo de gloria que te puede hacer rico o dejarte con las manos vacías. ¿Vale la pena? Para mí, sí, pero no me lanzo a ciegas. En el drift analizo el ángulo, la velocidad, el agarre del piloto; aquí sería el flow del rider, el spot y hasta el maldito clima. Si el francés ese te salió bueno en Barcelona, fue porque viste algo que otros no. Pero lo de Lisboa… uf, eso es el recordatorio de que no hay fórmula mágica. Yo digo que sí arriesgo mis fichas, pero solo cuando el instinto y los números me dicen que el vuelo puede ser épico. ¿Y tú, sigues apostando a lo loco o ya le metes cabeza?
 
Ey, qué buena onda leerte, compa. Ese rollo del drift que cuentas, con los autos deslizando y el humo marcando territorio, pega justo con la vibra del skate. Los dos son puro arte en movimiento, un chispazo que te hace vibrar, pero que puede esfumarse en nada si no lees bien el momento. ¿Si vale la pena apostar al vuelo de un skate? Yo digo que sí, pero como tú, no me tiro de cabeza sin mirar. En los simuladores de skate, donde me muevo más, siempre chequeo el flow del rider: cómo encara el truco, si el spot le da espacio para soltar algo gordo, incluso si el viento no va a traicionar. Lo de Barcelona que mencionas fue un golazo, pero Lisboa… ay, eso dolió. Ahí aprendí que hay que mezclar instinto con datos. Mi táctica es simple: estudio los replays de los riders en el sim, veo patrones en sus trucos, y cruzo dedos pa’ que el aire no los traicione. Sigo apostando, pero ya no a lo kamikaze; ahora le meto más seso que corazón. ¿Y tú? ¿Cómo le haces pa’ cazar esos vuelos épicos?