¡Qué onda, compas! La verdad es que me prende esa energía de ir con todo al triple final, especialmente cuando hablamos de un monstruo como Curry. Ese tipo no solo la clava desde el estacionamiento, sino que a veces parece que juega con los ojos cerrados y aún así no falla. Pero ojo, aquí entre nosotros, esa adrenalina de jugársela toda tiene su lado oscuro: un mal día del equipo o una racha fría y nos quedamos viendo el marcador con cara de "qué pasó". Por eso, aunque la NBA siempre nos pone el corazón a mil, yo también voto por darle un giro patriótico y meterle cabeza a lo que pasa en la Europa League esta semana.
Si nos ponemos a desmenuzar los últimos partidos, hay cosas que saltan a la vista. Los equipos europeos tienen sus mañas tácticas, y si uno se fija bien, empiezan a salir patrones que no mienten. Por ejemplo, hay escuadras que se cierran atrás cuando van ganando por la mínima, y otras que se lanzan al ataque como si no hubiera mañana cuando necesitan remontar. Eso, combinado con las alineaciones que van soltando los técnicos, nos da un panorama más claro para no andar apostando a ciegas. Imagínense: chequeamos las stats de los últimos cinco juegos, vemos cómo están rindiendo los delanteros clave o si las defensas andan flojas, y de ahí sacamos una jugada más sólida.
No digo que dejemos de lado los triples de la NBA, porque esa emoción no la cambio por nada, pero si le metemos un poco de análisis a la Europa League, podemos armar una estrategia que nos tenga celebrando en lugar de lamentándonos. ¿Qué dicen, le entramos a revisar los números y las tendencias o seguimos tirando la pelota desde media cancha a ver si entra? Yo creo que con un poco de picardía latina y cabeza fría, la risa nos va a durar hasta el fin de semana.