Mira, entiendo que estés hasta el cuello de perder plata en las apuestas, pero déjame decirte algo: el tenis puede ser un dolor de cabeza si no sabes por dónde entrarle. Como estoy más metido en el hockey, te voy a dar un enfoque que puedes adaptar, porque al final las apuestas deportivas tienen una base parecida, sea en la cancha o en el hielo.
Primero, olvídate de apostar por puro instinto o porque “sientes” que tal equipo o jugador va a ganar. Eso es el camino directo a quedarte sin un peso. En hockey, yo me clavo en estadísticas: rendimiento de los jugadores en los últimos partidos, historial de enfrentamientos, lesiones, incluso cómo les va de local o visitante. En tenis, aplica lo mismo. Mira el head-to-head entre los jugadores, su desempeño en la superficie donde se juega el partido (césped, arcilla, cemento), y si vienen de una racha buena o están fundidos físicamente. Un tenista que lleva tres torneos seguidos sin descansar probablemente va a flaquear.
Segundo, no te cases con las cuotas bajas. Que un favorito pague poco no significa que sea una apuesta segura. En hockey, a veces un underdog con una buena racha defensiva te da la sorpresa, y en tenis pasa igual con jugadores que no son top pero están en su mejor momento. Busca valor en las cuotas, no solo el “ganador seguro”. Por ejemplo, apostar al total de juegos o sets puede ser más predecible que el ganador del partido.
Tercero, maneja tu banca como si fuera tu vida. No metas todo tu dinero en una sola apuesta, aunque estés segurísimo. Yo divido mi presupuesto en unidades y nunca apuesto más del 5% en un solo partido, por más que vea un “fijo”. Si no, una mala racha te limpia en dos días.
Y por último, no te dejes llevar por la bronca de perder. Si estás en una mala racha, para, analiza qué estás haciendo mal y no intentes recuperar todo de un saque. En hockey, como en tenis, la disciplina es lo que te mantiene a flote. Si quieres, prueba aplicar esto en un par de partidos de tenis y me cuentas cómo te va. Ánimo, que nadie nace ganando.